Publicidad

Ecuador, 30 de Septiembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo

La SIP defiende el viejo orden

31 de mayo de 2015

La Sociedad Interamericana de Prensa no solo ha desatado campañas en contra de gobiernos legítimos, sino que ha tocado también a organizaciones internacionales del propio sistema de Naciones Unidas, que se han puesto de lado de los pueblos latinoamericanos en la lucha por la democratización de las comunicaciones. Así ocurrió en la década del setenta contra la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura Unesco), cuando promovía el derecho de los Estados a establecer políticas comunicacionales.

En esa década, los países no alineados iniciaron un ágil movimiento exigiendo la creación de un Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI) que superara las injusticias del orden que prevalecía hasta el momento. Aparejado a este NOEI, el movimiento de Países No Alineados, en su Declaración en Argel de 1974, proclamó la necesidad de un Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación (Nomic), que contribuyera a la democratización de las comunicaciones, utilizando -entre otras fórmulas- la definición de políticas nacionales de comunicación. Denunciaba el Noal al sistema informativo existente como un instrumento de dominación.

La respuesta de Estados Unidos contra esta propuesta fue inmediata y constituyó una cerrada defensa a la doctrina del libre flujo de la información, en lo cual de nuevo la SIP actuó como su aliada. A esa doctrina, los países del llamado Tercer Mundo oponían la exigencia de un flujo equilibrado, a través de la reestructuración de los sistemas de de información y comunicación, contra la unidireccionalidad  de los mensajes y la concentración mediática.

Las denuncias contra ese ‘libre flujo’ encontraron un aliado en el informe ‘Un solo mundo, voces múltiples’, presentado en 1980, resultado del trabajo de una comisión nombrada por la Unesco y presidida por el Premio Lenin y Premio Nobel de la Paz, Sean MacBride. En ese documento, conocido como Informe MacBride, se exponía el desequilibrio del flujo informativo y se planteaba la necesidad de mayor justicia en el intercambio de infomación, así como de menor dependencia en la relación a la corriente de comunicación.

La SIP se convirtió en una de las más feroces voces opositoras al Nomic y a la  implementación de políticas nacionales de comunicación (PNC), en una actitud reaccionaria de la lucha contra cualquier posibilidad de democratización de la comunicación, que lógicamente atentaría contra los intereses de los poderosos grupos mediáticos.

El argumento central que alzaron en su ofensiva contra el Nomic fue el más trillado de toda la época de la Guerra Fría: ese nuevo orden olía a conspiración comunista y estaba impulsado por la Unión Soviética.   

Luis Alfredo Ramón Ochoa

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media