Con el trascurrir del tiempo y por descuido de las autoridades competentes, este lugar, memoria histórica de la urbe, se transformó en sitio predilecto para que delincuentes, alcohólicos y toda clase de antisociales lo conviertan en centro de ejecución de sus actos al margen de la ley.
Solo si se garantiza vigilancia permanente de la Policía Nacional, en lo que tiene que ver con el mantenimiento del orden, y de la Policía Municipal Metropolitana, llamada a garantizar el ornato del lugar, deberían nuevamente abrirse las 4 puertas de ingreso a la Plaza del Centenario; debiéndose también poner en marcha un plan de regeneración urbana y remodelación, a fin de que se encuentre adecuada para el 9 de octubre de 2020, cuando Guayaquil celebrará el Bicentenario de su emancipación. (O)
Dr. Alberto Lucero Avilés