En estos días ha reflotado el tema sobre el Yasuní, uno de los rincones más bellos y diversos que la madre naturaleza nos ha regalado a los ecuatorianos. Por casualidad en el subsuelo de esta región existe petróleo, que desde el año de 1972 se comenzó a explotar en nuestro Oriente como un soporte para nuestra economía.
Hoy el presidente Correa tuvo la idea de que las grandes potencias del mundo aporten económicamente para dejar este petróleo bajo tierra, esta situación desgraciadamente no tuvo la acogida que se esperaba; al igual que estas potencias se resisten a firmar el Protocolo de Kioto, que trata de regular el impacto del cambio climático originado por las emisiones contaminantes al espacio. No les convenía aceptar una propuesta que luego podría desencadenar una suerte de dominó que afectaría sus intereses y los de las grandes transnacionales petroleras.
Si consideramos que el dinero obtenido de la explotación aportará para seguir sustentando las enormes necesidades básicas que tiene nuestro pueblo -situación que vemos se está realizando bajo un gobierno honesto, confiable y eficiente-, ¿cómo es posible que, en lugar de apoyar esta situación urgente, grupos opositores se dediquen a politizar y tratar de sacar réditos apoyándose en sus grupos mediáticos, transformando esto en una política malsana, muestra clara de falta de amor patrio?
Reflexionemos con bondad y humanidad.
Soledad Cuesta Ordóñez
C.C. 1700775834