Resulta absurda -por no decir ridícula- la multa que se ha impuesto a los bancos Pichincha, Bolivariano, Produbanco y Guayaquil por difundir “rumores falsos” en torno a la economía ecuatoriana. $ 7.900 es la cifra... sí... $ 7.900.
Eso es como quitarle un pelo a un gato. No se entiende cómo, tras lo grave de las afirmaciones, apenas se los multe con esa exigua -como reitero- ridícula cantidad.
Dirán que esa es la norma, que no se puede imponer mayores multas, pues si es así se deberían reformar las leyes y reglamentos para que la sanción, en este caso económica, esté acorde a la falta cometida.
No es raro, me refiero al monto. Y es que en este país los grupos de poder -entiéndase, entre otros, la banca- siempre crearon leyes a la medida -a su medida- para que en casos como este, en los que no les queda la más mínima oportunidad de defensa por su irresponsabilidad, se los “sancione” con este tipo de montos.
Montos que, sin duda -reitero- serán motivo de risa para ellos y de indignación para la gran mayoría de los ecuatorianos.
Carlos Ochoa