Quiero mucho a la prensa libre de mi país, a las personas de buena voluntad, que me han ayudado siempre. Desde hace nueve años dirijo una ecoescuela (www.marali.org) en el cantón El Pangui - Zamora Chinchipe. Y estamos justo entre las grandes concesiones mineras de ECSA y Kinross, el Valle del Tigre de Ecometals y Minerales de El Pincho, entre las más grandes. En 2003, el prefecto de entonces nos ayudó con las primeras obras en el sector, como empalar el camino principal de herradura que era un mar de lodo.

El siguiente prefecto nos ayudó más: batería sanitaria, agua entubada, firma de un contrato para el puente peatonal bicantonal y, lo más grande, la apertura de la vía carrozable. Cuando llegó el sociólogo Quishpe al puesto, y tomando en serio su discurso de amante de la naturaleza, lo invitamos para que conozca nuestro trabajo de locos -porque nunca hemos cobrado ni un centavo a los niños-; pero cruel decepción, han pasado cuatro años y lo que  hemos recibido es humillaciones, porque es muy difícil hablar con él. Me ha enviado donde sus técnicos, a formular proyectos, pero nada... Mi ecoescuela ha sido olvidada por este mal prefecto. En los puestos tiene a mucha gente que estaba contra la minería, pero que no tienen ni un título académico, y luego critica a otros. Él busca seguir siendo figura pública y tener mucho dinero y oportunidades.

Yo valoro mucho a la gente buena, no importa su condición social, académica, cultural, religiosa, etc. Pero este señor es muy egoísta. Hasta le supliqué me diera un puesto de trabajo, porque tengo una hijita y con la ecoescuela no gano dinero, y me respondió que hay mejores que yo, cosa que no me acompleja ni me hace resentida. Creo es el tiempo de dejar de ser indiferente y gritar al mundo que sí habemos personas que amamos la naturaleza, la patria, a los seres humanos, y que merecemos respeto.

Para el lastrado de la vía carrozable tuve que hacer de cocinera de los trabajadores y volqueteros del Gobierno Provincial, y más: poner nosotros mismos la comida -y no es echar en cara-; caso contrario, ellos no avanzaban el trabajo, porque el sitio poblado estaba muy lejos. Y todos esos gastos sin ganar sueldo como ellos. Y él jamás reconoce el esfuerzo y sacrificio del pueblo.

He escrito al Presidente de la República para que nos ayude a legalizar la ecoescuela, pero nada todavía. Solo la prensa -diario La Hora de Loja- es la única que nos hace reportajes porque valora nuestro trabajo. Y cuánto necesito me ayuden para que mi voz sea escuchada.

Tanto espacio publicitario para los malos; por favor, vuelvan su mirada e interés a los débiles.

Un fuerte abrazo.

Sonia Angelita González