El día de ayer, con bombos y platillos, el cabildo porteño inauguró la que, según ellos, es la “fuente de agua más moderna de América Latina” que funcionará en las inmediaciones del Malecón del Salado. Las versiones oficiales dan cuenta que el costo que tuvo esta obra bordea los $ 3’800.000, algo que ha pasado ¿desapercibido? Aseguro esto porque resulta inaudito que en una ciudad en donde tenemos un promedio de dos cortes de servicio de agua potable al mes, en la que tenemos cinturones de miseria y en la que los servicios básicos siguen siendo una gran necesidad para buena parte de la población, resulta ilógico gastar tantos recursos para una obra que -si bien puede ser agradable a la vista- no tiene una funcionalidad social palpable para la mayoría de habitantes.
Considero que antes que gastar tantos recursos que vienen de los contribuyentes debieron tener un mejor destino. Como, por ejemplo, la reparación de la obsoleta tubería que surca la ciudad con el objetivo de evitar los tan molestosos cortes de agua. Hay veces que en esta ciudad las cosas se hacen con tanta falta de lógica que asusta a la población.
Vicente Páez
Guayaquil