En la ciudad de El Cairo, Tahrir y Jeanette son cristianos conversos, algo mal visto entre los musulmanes: “Cuando esperábamos, por fin, igualdad religiosa, el Gobierno ha confirmado que suponiendo que el islam sea un perfeccionamiento del cristianismo, deshacer una perfección es un ultraje”, dice un jurista que aborda numerosos casos de conversiones secretas.
Tatuarse con una cruz es un rito legendario en el viejo Egipto y para los cristianos un ritual. Por algo así mataron, los musulmanes, al padre de una muchacha conversa. Posteriormente, animados por los radicales, fueron a la parroquia del Sol y la destruyeron. Es el miedo y la protesta de la mayor comunidad mundial de árabes cristianos, unos ocho millones, que están siendo ignorados y perseguidos.
A los muertos de Mokatam, se suman los 13 de la iglesia de Sol que se añaden a la matanza, por un suicida, de 20 coptos, durante la misa de Año Nuevo en la iglesia de los Santos de Alejandría, que el Gobierno egipcio atribuyó a un grupo vinculado a Al Qaeda. “Han vuelto tiempos de persecución” repiten, con miedo en los ojos. “Tranquiliza saber que esto ya lo padeció Jesús”, dice Om Sema.
Por otra parte, los intelectuales cristianos lamentan la “política del aislamiento”, hacia la Iglesia copta y denuncian una nueva “política de la discriminación”, por parte del Gobierno.
Los cairotas temen que, con la victoria en las urnas del islamista Mohamed Mursi -es la primera vez que un islamista llega a la presidencia de Egipto, que cuenta con una minoría cristiana, alrededor del 10% de una población de 80 millones-, aumente la persecución de los cristianos. “No tenemos miedo, pero tampoco estamos contentos”, admite Samira. Ella vislumbra un futuro poco halagüeño, pero no pierde la esperanza en Dios.
También, el diputado Mario Mauro, del Parlamento Europeo, representante de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) contra el racismo, la xenofobia y la discriminación, dijo: “No habrá libertad en el mundo árabe sin libertad para los cristianos árabes. Si no se respetan las libertades, como la religiosa, se minan las posibilidades de desarrollo de los mismos países de Oriente Medio.
Para lograrlas, el diálogo es el mejor instrumento”.
Por último, el islamólogo Samir Khalil considera que los cristianos en los países árabes tienen una clara misión: “Transmitir los valores positivos de Occidente, de modo especial la importancia de los derechos humanos, de la libertad religiosa, del respeto a los demás, aunque esté en contra de nuestros principios, el trabajo conjunto para proyectos políticos y el aprendizaje de la democracia y la libertad”.
Clemente Ferrer
Madrid, España