(De lo que no habla la oligarquía cómplice y sus candidatos)
En junio del año pasado nos llenaron de emociones tóxicas y miedo, pretendieron ser nuestros psicólogos y casi incendian la paz social; el tema: impuesto a la especulación. Pretendieron confundir el interés del especulador con el legítimo derecho familiar.
Hoy, asoma la mofletuda y los sin camiseta negra buscando entramparnos otra vez.
¿Sabía usted que la especulación genera segregación social? Esa inequitativa disparidad social y geográfica para diferentes estamentos poblacionales; fenómeno propio de las urbes regidas por el modelo neoliberal de la libre concurrencia del capital, calificada por la ONU como un acto inhumano.
¿Sabía que, por la especulación, más del 30% de la población vive en sitios muy alejados de su trabajo, diariamente sacrificando su calidad de vida y equilibrio familiar?
¿Sabía usted que el 40% del suelo urbano dotado con servicios básicos, históricamente permanece desocupado engordándose para saciar el apetito especulador?
¿Sabía usted que el precio del suelo urbano encarece el valor de la vivienda y mantiene al 36% sin acceso a la propiedad?
¿Sabía que ese crecimiento incontrolable y la dotación de servicios nos cuestan a todos y está solo en beneficio del especulador?
¿Sabía usted que la Constitución, en su art. 264, da la competencia de la planificación a los municipios y que el acceso a información privilegiada se ha convertido en un gran negocio para el despojo de los dueños primarios y el feriado de los especuladores y sus socios institucionales?
La propuesta de ley solo busca cortar las uñas a los corruptos y a las oligarquías depredadoras; está diseñada para preservar el legítimo derecho ciudadano a un patrimonio rentable y revalorizado; a un ahorro patrimonial legítimo como legado a las futuras generaciones; la Revolución Ciudadana es de todos y de todas. (O)
Reinaldo Torres J.