James Monroe, presidente de los Estados Unidos (1817-1825), reconoció a las nuevas repúblicas latinoamericanas la “Doctrina Monroe”, principio anunciado por él en 1823 ante el Congreso de su país.
Para Monroe, el continente latinoamericano debería ser considerado fuera de todo interés de colonización por parte de potencias europeas, base ideológica del imperialismo de los EE.UU. (América para los americanos (?)).
Esta doctrina debería ser un argumento de Argentina para presionar y comprometer a los EE.UU. a apoyarle en la devolución de las islas Malvinas, en poder de colonos británicos.
Lamentablemente, hace 30 años el Gobierno de los EE.UU. no hizo cumplir con la ideología y apoyó logísticamente a sus socios ingleses cuando asaltaron militarmente las islas.
Da la impresión de que todas estas organizaciones, como la ONU, la OEA, y la teoría de la Doctrina Monroe son exclusivas para servir al Imperio yanqui.
En la cumbre de los países de las Américas, en Cartagena-Colombia, todos los países latinoamericanos debieron hacer una remembranza al Sr. Obama para hacer respetar la Doctrina Monroe y exigir a sus aliados británicos que abandonen y devuelva las islas Malvinas a su respectivo propietario, la República de Argentina.
Atentamente,
Héctor García Rivera
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