El fin de semana debí viajar a Galápagos por cuestiones de trabajo. Al momento de despegar, como usuario responsable, activé el “Modo Avión” del móvil y continué trabajando en mis anotaciones, hasta que la azafata se acercó y, con cordialidad simulada me recordó que ya habían dado el tercer aviso de apagar los dispositivos electrónicos.

Le hice saber que ya había yo activado el mencionado modo, mas insistió en que la disposición expresa había sido la de apagar completamente cualquier aparato electrónico. Le comenté que me resultaba una tontería, aunque accedí al pedido para tranquilidad de todos. La aeromoza me comunicó que no dependía de la aerolínea aquella disposición, sino de la DAC, que aún mantiene aquella norma totalmente anacrónica e innecesariamente alarmista.

¿Cuál es el riesgo de mantener el móvil encendido? Que las señales de datos enviadas y recibidas por este lleguen a interferir con la comunicación entre la cabina y el control de tráfico aéreo en tierra y con el sistema de navegación; precisamente por ello las nuevas tecnologías portátiles incluyen la posibilidad de suprimir cualquier transmisión de este tipo, convirtiendo al teléfono o la tableta en una agenda, o un tamagochi, según el caso. Con ironía le pregunté a la obediente azafata si debía ordenarse entonces a los pasajeros el remover las baterías de sus relojes digitales y ella respondió con resignación: “Así es”.

Considero que la DAC debe revisar esta disposición y adaptarla a la realidad y, a los servidores aéreos, solicitarles priorizar el sentido común por encima del cumplimiento irracional.

Carlos Tapia Vicuña
0923419030
Guayaquil, Ecuador