Como consecuencia del asesoramiento prestado al país, por parte de la Misión Kemmer, fundación que facilitaba su contingente en América Latina, en asuntos financieros, entró en vigencia la Ley Orgánica de Hacienda, publicada en el Registro Oficial N° 448 del 16 de noviembre de 1927, que crea lo que se llamó la Contraloría General de la Nación, actualmente Contraloría General del Estado.
Hoy, con el paso inexorable del tiempo, esta entidad goza de la credibilidad, confianza y aceptación general de la ciudadanía ecuatoriana. Porque se ha transformado indudablemente en una institución con servicio profesional y técnico a satisfacción del ciudadano común, que busca allí información sobre el manejo prolijo y honesto de los recursos públicos por parte de todo el aparato estatal.
Creemos, sin lugar a equivocarnos, que toda la infraestructura implementada a lo largo y ancho del país, por la Contraloría, nos permite visualizar que definitivamente hay un cambio substancial, sistemático y estructural de la misma; con la decisión firme de cuidar y velar adecuadamente los recursos del Estado. El presidente, Eco. Rafael Correa; y el Dr. Carlos Pólit, Contralor; están dando ejemplos claros de que cuando hay voluntad y deseo de cambio, administrando y cuidando celosamente los recursos fiscales, se trasciende en la historia.
El Contralor, quien realmente es el Juez de Cuentas, está en la obligación moral de desvelarse por la responsabilidad que tiene con las actuales y futuras generaciones, de cuidar meticulosamente los bienes fiscales, exigiendo el cumplimiento de la ley a todos, sin distinción de categorías.
¡Cómo nos gustaría ver al Dr. Carlos Pólit rememorando al Dr. Ruperto Alarcón Falconí!, ex contralor de la Nación, quien a finales de la década del 40 y antes de ser destituido por el Congreso Nacional, en el famoso “pacto de caballeros”, en que 40 legisladores votaron en su contra porque decidieron percibir remuneraciones por 2.000 sucres mensuales y el Contralor se opuso, al exigir el cumplimiento de la ley.
Entonces, para aquella época el Contralor tenía la fuerza coercitiva y, dando majestad a su investidura, conjuntamente con autoridades y la Policía, fue personalmente a detener a un funcionario de los ferrocarriles y lo condujo al panóptico García Moreno, para que responda por la usurpación de los dineros del pueblo ecuatoriano. El actual Contralor ha sabido manejarse sereno, ecuánime y ponderado en sus altas funciones, lo que le ha valido el respeto y consideración de sus conciudadanos.
Del señor Director
Atentamente
Galo Bonifaz Saltos
