¿El Gobierno de EE.UU. y su Presidente cuestionando una supuesta política contra los derechos humanos en la República Bolivariana de Venezuela?

¡Qué descaro! ¡Qué cinismo!

¿Y los informes del propio Senado estadounidense sobre prácticas inhumanas de tortura de la CIA? Al mejor estilo nazi, y aun superándolo.

¿Y los cientos de presos en Guantánamo sin procesos judiciales, sin defensa elemental a su condición humana, sin ley, sin derechos, vejados, humillados, torturados, indefensos? Qué atroz paradoja la de una cárcel de tortura yanqui en territorio libre de América: la Cuba de Martí, Fidel, Camilo Cienfuegos y el Che.

Es la ‘caretucada’ de la semana de estos últimos días.

¿El Gobierno de EE.UU. y su Presidente hablando de respeto a los derechos humanos? Y su Policía racista matando afroamericanos y latinos.

¿Se olvidan del presidente Bush, que aupó y provocó la guerra en Irak -con ayuda de vías mediáticas, claro está- con base en la mentira comprobada de tenencia de armas nucleares como pretexto para invadir a Irak, sabiendo que el Sr. Saddam Hussein no tenía armas nucleares? ¡Oh, desparpajo!

¿Se olvidan los mismos protectores y silencios cómplices a Somoza, Pinochet, Videla y compañía, todos ellos sí torturadores a carta cabal?

Prohibido olvidar la ignominia y la falacia, el doble discurso y la doble moral de los gobiernos del imperio en agonía de EE.UU.

Y de epílogo de esta carta permitidme, Sr. Director, recomendar a los anticorreístas izquierdistas leer a Julius Fucik en su Crónica al pie del patíbulo: “No queda más que el sujeto y el predicado: el fiel resiste, el traidor traiciona, el burgués (y el pequeño burgués, me permito agregar) se desespera, el héroe combate. En cada hombre hay una fuerza y debilidad, audacia y miedo, firmeza y vacilación, limpieza y suciedad… Si alguno ha intentado navegar entre dos aguas ha sido descubierto con mayor prontitud que un bailarín con pandereta y pluma amarilla en el sombrero en un entierro”.

 
Atentamente

Diego Amílcar Jarrín Terán