Asne Seiersat recientemente escribió un editorial en El País de España, titulado: “No perderemos nuestro paraíso”. Ese paraíso del que habla es Noruega, un país que históricamente ha vivido en paz; sin embargo aquella fantasía fue trastocada por la maldad (o demencia) de Breivik, un sujeto perverso que disparó a cientos de jóvenes congregados en una asamblea que buscaba mejores días para los migrantes. Menciono el artículo de Asne Seiersat porque el final de su análisis no puede ser mejor: “Noruega tiene una política liberal en materia de crimen y castigo, pero existe otra pena más que a Breivik le resultará especialmente severa: tendrá que permanecer, probablemente el resto de su vida, en el más multicultural de los lugares: una prisión noruega”. Los islamofóbicos están ganando terreno en Europa; en contraposición, los latinoamericanos podemos haber nacido en un mundo más arduo, pero por fortuna aquí no se cometen crímenes de odio racial.
Elena Banchón
0909149843