Howard Gardner, un apasionado de las ciencias, acaba de recibir el premio Príncipe de Asturias, decisión más que acertada por parte del jurado que reconoce, por fin, su infatigable trabajo de desentrañar la inteligencia y sus vericuetos.
Su convicción de que lo que conocemos como coeficiente intelectual no es la única manifestación de la inteligencia creó incertidumbre entre los fieles devotos de los test de CI, para quienes eran palabras santas los resultados que arrojaban estas pruebas.
Creador de la teoría de las inteligencias múltiples, difundida en 1985, y de una sencillez pasmante, Gardner ha dedicado toda su vida a demostrar, con una solvencia asombrosa, que hay otros campos, además de la capacidad lógica matemática, a través de los cuales se puede desarrollar el intelecto:
Inteligencia lingüística: ayuda a ser hábiles con las palabras, a utilizarlas de forma más adecuada, a expresarnos mejor. Inteligencia lógico-matemática: ayuda a resolver problemas algorítmicos, memorizar números o datos.
Inteligencia musical: permite apreciar y distinguir los ritmos, las melodías, las diferentes estructuras musicales, el timbre, el tono o los instrumentos que participan en una pieza. Inteligencia espacial: está relacionada con las imágenes; permite visualizar objetos mentalmente o comprender la composición de los mismos, comparar colores.
Inteligencia cinético-corporal: permite tener un mejor control del cuerpo y entenderse a uno mismo. Inteligencia interpersonal: permite comprender a los demás y su comportamiento. Es la inteligencia que permite relacionarse mejor con las personas y, por tanto, la evidencia de que los resultados académicos y profesionales no siempre van de la mano. Inteligencia intrapersonal: permite comprenderse mejor a uno mismo: si la interpersonal analiza a las demás personas, la intrapersonal se basa en analizarse a uno mismo. Inteligencia naturalista: permite comprender mejor la naturaleza y el entorno en el que nos encontramos.
Al saberse ganador del premio Príncipe de Asturias, Gardner declaró: “Estoy emocionado y me siento humilde al saber que recibiré este premio. Aún cuando mi primera pasión y entrenamiento ha sido la sicología, siempre me he considerado un científico social. Creo que muchos de los mejores conocimientos acerca de la naturaleza y la sociedad humana han sido trazados por las ciencias sociales”.
Sin duda, los conocimientos de Gardner y el espaldarazo que ha recibido a través de este reconocimiento cambian el modo como examinamos la mente, la atención y el lenguaje, base de la inteligencia.
Con cierta discreción, Gardner nos sugiere, entonces, que dejemos de enfocarnos en medir la inteligencia y que nos dediquemos, más bien, a observarla. Celebremos, pues, con júbilo, el reconocimiento que ha recibido este gran científico.
Atentamente,
Leticia Álvarez
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