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El Telégrafo

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Insolencia municipal

24 de febrero de 2015

Los gobiernos municipales tienen entre las competencias exclusivas “planificar, regular y controlar el tránsito y el transporte público dentro de su territorio cantonal”, por mandato Constitucional (artículo 264); mas la soberbia en la Municipalidad de Guayaquil no permite que asuma dicha responsabilidad en su totalidad y solo hace lo que considera le conviene, le gusta y no lo que le disgusta políticamente. Es público y notorio que, disfrutando de esa autonomía, ya pretende constituirse en un Estado aparte y dentro del mismo Estado ecuatoriano, pues ahora dicta leyes (ordenanzas) de tránsito imponiendo sanciones con multas equivalentes a un salario mínimo, las que serían cobradas al momento de acudir a la revisión y matriculación anual del vehículo, con la supuesta evidencia de la fotografía tomada por las cámaras conocidas como los ‘ojos de águila’ ubicadas estratégica e indistintamente en las calles y avenidas para hacer respetar la privacidad de la ruta de la Metrovía.

El autoritarismo municipal raya en la insolencia, también ha dicho que sancionaría al vigilante de tránsito que ordene hacer circular a los vehículos por la ruta de la Fundación Metrovía. Todos los ciudadanos saben que la autoridad de tránsito en las calles y carreteras es el vigilante, a quien se le debe respeto y obediencia en la materia. Por otra parte, también debemos recordar los preceptos constitucionales que “solo se podrá juzgar a una persona ante un juez o autoridad competente”.

Además, el artículo 76 de la Constitución (numeral 7 literal i) establece que nadie puede ser juzgado más de una vez por la misma causa y materia, lo que sería el caso de los ciudadanos que serían sancionados simultáneamente por la autoridad municipal y por la autoridad de tránsito.

La dictadura municipal debe primero sancionar casa adentro a sus pésimos servidores, como los policías metropolitanos. ¿Por qué no crear entonces una empresa municipal (no fundaciones) de transporte público urbano? Los ciudadanos de Guayaquil merecemos mejor suerte y menos insolencia de las autoridades municipales.

Ab. Fernando Coello Navarro
Guayaquil

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