En el enlace del sábado pasado, el presidente Correa se refería a la manera descarada de mentir de los Yasunidos acerca del impacto ambiental que provocaría la explotación de crudo en la zona más oriental de la Amazonía ecuatoriana. En virtud a ese tipo de engaños se levantan campañas en contra de Ecuador en el exterior, e incluso, autores progresistas se ponen como energúmenos en contra del Gobierno Nacional, como si fuera una continuación del sistema capitalista neoliberal que nos impuso el imperialismo global.
La edición de hoy (ayer) del periódico que Ud. dignamente dirige también trae otro engaño sutil disfrazado de investigación científica y buenas intenciones bajo el título de ‘El 47% de la huella ecológica de Ecuador es de alimentos’. Allí se asegura que el 56% del consumo alimenticio de la población proviene de alimentación de origen animal, lo cual es totalmente falso. El pueblo ecuatoriano ha heredado una gran cantidad de problemas del oprobioso pasado que nos dominó, y uno de ellos, de trágicas consecuencias, ha sido el de la desnutrición crónica de buena parte de la sociedad, especialmente de los niños.
En el artículo en mención se sostiene que el dato proviene de una investigación de una universidad de Florida y se refiere a la depredación de la Amazonía brasileña, al incremento del consumo de carne en China, pero no se indica ni un solo dato del problema en Ecuador. Alguna vez leí que el ‘aporte’ de la contaminación del Ecuador al planeta es de 0,03%, cantidad insignificante respecto del envenenamiento que sale de las grandes factorías mundiales.
Esta manera de razonar es muy conocida. Malévolamente se mezclan datos de realidades distintas (lo que se conoce como sofisma), para llegar a la conclusión de que en el país se está afectando al planeta y, como el daño ambiental es el segundo peligro mayor para la pervivencia de la humanidad, entonces está demostrado que Ecuador actúa perversamente.
En realidad, lo que está aconteciendo es otro problema. Alrededor del 50% de las tierras de uso humano está dedicado a la ganadería como respuesta de los terratenientes a la Ley Agraria de 1973 que ordenaba la afectación de los predios que no estuvieran adecuadamente cultivados en un 80%. Pero las estadísticas actuales nos indican que hasta un 25% de los niños sufre algún grado de desnutrición y hasta se ha desarrollado el programa ‘Chis Pas’ para combatirla.
Eso significa que se precisa añadir a la dieta proteína fácil de digerir y ella se encuentra en los productos de origen animal.
Qué interesante sería que aquellos tecnócratas que ahora participan en la elaboración de las leyes de ordenamiento agrario dejaran de hablar de insuficiencia de tierras y pensaran mejor que ellas deben estar en manos de quien la trabaja, que dejara de ampliarse la frontera agrícola para la exportación en beneficio de la producción de consumo interno para reducir la influencia de esa burguesía exportadora que tanto ha hecho para poner a nuestra patria en condición de protectorado extranjero; y qué interesante sería que aquellos ‘ecologistas infantiles’, en lugar de ponerse a defender, astutamente, los intereses de los poderosos, realmente defendieran el derecho a vivir en un mundo mejor.
Le aseguro, Sr. Director, que son esos mismos ‘críticos’ los que festejan el triunfo del capital, 25 años después de la reunificación de Alemania, porque eso es lo que defienden en definitiva.
Oswaldo Albornoz J.
C.C. 1703495281