Desde la época colonial y republicana, existen muchas historias de valor y honor por los derechos sociales, económicos y políticos del pueblo; desde las guerras de independencia, pasando por los combates armados por derrocar gobiernos nefastos, hasta las manifestaciones en las carreteras por justos precios de las materias primas agrícolas.
En todos estos casos, el montuvio ha desempeñado un papel importante y decisivo para lograr conquistas, no solo para su cultura, sino para todo el país.
Conversaba en días pasados con amigos, como Jorge Gallo Villao, Silvio Cedeño (ambos de Manabí) y Ninfa Zárate (de Los Ríos). Jorge Gallo con emoción relató una historia montuvia que casi nadie sabe en Ecuador: la huelga de hambre de 2001.
Mujeres y hombres de Guayas, Manabí y Los Ríos tomaron la decisión de someterse a una huelga de hambre, lejos de sus casas, acampando como en su tiempo los montoneros en la selva costeña, en la entrada del edificio del entonces Congreso Nacional en Quito, para luego de duros 25 días lograr el reconocimiento de la institucionalidad del Consejo de Desarrollo del Pueblo Montuvio de la Costa (Codepmoc), mediante Decreto Ejecutivo N° 1394 del 30 de marzo de 2001, punto de partida para lograr equidad.
Tiempo después, en 2008, presencia montuvia fuera de Ciudad Alfaro (Montecristi-Manabí) mientras se reformaba la Constitución de la República del Ecuador, se logró mediante los artículos 56 y 59, que se reconozca la identidad, cultura y los derechos colectivos de los pueblos montuvios de Ecuador.
Acciones como la de los huelguistas montuvios son base y ejemplo de lucha para el moderno liderazgo campesino, historias de valor y honor que nos dieron institucionalidad e identidad, y que nos hacen replantear la idea de la participación política directa.
Solo desde las instancias políticas podremos tomar decisiones políticas a favor nuestro. (O)
Pedro Pablo Jijón Ochoa