No hay olor más exquisito que el de un libro nuevo o el de la tinta fresca que traen los periódicos. Desde hace cuatro años soy fiel lector de EL TÉLEGRAFO; ya no llega a la ciudad de Ibarra.
Me perderé la satisfacción de leerlo impreso en papel cada mañana, pero no por ello cambiaré mi fidelidad a su trabajo, la web será mi nueva aliada. Como homenaje a tan ilustre periódico dejo aquí unos modestos versos en décima:
El decano fue fundado
en el año ochenta y cuatro,
por periodistas valiosos
y visionarios ciudadanos.
Es leído por hermanos,
los alegres ecuatorianos.
En su tinta refleja los ansiosos
acontecimientos, los hechos
que en el país contentos,
¡nosotros esperamos!
Pablo Daniel Virgili Benítez
[email protected]
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