Sí, efectivamente, cada 100 años nacen hombres que trascienden en la historia de los pueblos, dejando a lo largo del tiempo un gran legado a las actuales y futuras generaciones.
Por ello, es de vital importancia recordarlos siempre. Hay que conocer los entretelones de la historia, porque una nación y un pueblo que no la conocen y la ignoran corren el riesgo de desaparecer.
En el Ecuador, en el siglo 18, nace Eugenio de Santa Cruz y Espejo, preparado para enfrentar con hidalguía los más duros golpes de la corona española, que trató a toda costa de mermar sus ideas y propuestas emancipadoras. Médico, filósofo y periodista; sin lugar a dudas, un hombre extraordinario.
En el mismo siglo nace en Caracas otro grande, Simón José Antonio Bolívar, el Libertador, con su pensamiento internacionalista, luchó con el ánimo y la decisión fecunda de ver una América libre y unida, a la cual la patentó desde entonces como la “Patria Grande”.
Hoy los latinoamericanos nos sentimos orgullosos de que, después de casi 200 años de su sacrificio, se están consolidando la Unasur, la Celac y la ALBA, organismos que dan lugar a la unidad monolítica de América Latina y el Caribe.
En el siglo 19, en la ciudad de Montecristi, emerge la figura de José Eloy Alfaro Delgado, el “Viejo Luchador”, tal vez el hombre más grande que ha nacido en nuestra patria, porque implantó el laicismo, la universalización de la educación. Se crea el Registro Civil, se aprueba la Ley de Cultos, con las consabidas molestias para la Iglesia. Consolidó la construcción del ferrocarril.
En Guayaquil, en el siglo 20, en 1963, nace Rafael Vicente Correa Delgado, que al igual o peor que Alfaro ha sufrido el más espantoso y cruel ataque mediático que Presidente alguno haya recibido en la historia ecuatoriana, pero, aun así, está logrando sentar las bases del cambio y desarrollo social que tanto anhela nuestro pueblo.
Con decisión y bendición divina “ha cogido al toro por los cuernos” y está cambiando la República, ha penetrado tanto en la conciencia de la gente que hasta sus más acérrimos enemigos políticos están aceptando los retos de la transformación del Ecuador.
La convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente fue el primer paso para empezar desde cero hacia los cambios imperativos.
Soberanía y dignidad, fue otro paso importante que se dio; ya no más imposiciones de los organismos multilaterales de crédito, como el FMI, BM, BID, etc., lo que ha dado lugar para que, últimamente, el Foro Económico Mundial reconozca al Ecuador y a América Latina como un oasis de estabilidad, crecimiento y oportunidades.
Está realizando la más grande obra hidroeléctrica, con 8 centrales, que nos permitirán próximamente exportar energía. Una gigantesca obra vial, con casi 5.000 km de carreteras que unifican el territorio ecuatoriano.
Cambios substanciales en la mayoría de empresas estatales como CNE, RC, IESS, Biess, Correos, CAE, CNJ, Senagua, entre otras.
La decisión firme en la renegociación con las transnacionales petroleras, para que el 96% de las regalías quede en suelo patrio. El proceso de recaudación tributaria ha hecho conciencia en la ciudadanía, que sabe que ese tributo repercutirá en el servicio social, fundamentalmente para las grandes mayorías.
En apenas 5 años de Gobierno el actual mandatario, con pasión y amor a la nación, ha cambiado el país, ante el odio y la sinrazón de la oligarquía apátrida.
Del señor Director
Galo Bonifaz Saltos
Guayaquil