En el actual “cambio de época”, el mundo vive una avalancha de ficciones que generan nuevas creencias, con colectivos defensores que lo hacen por conveniencia y/o convicción, provocando enfrentamientos irreconciliables.
Nuestro “Ecuador imaginario” no se ha quedado atrás, hace una década también se embarcó en esa aventura, creando falsas premisas y falsas promesas con un pseudolíder mesiánico que experimentó desde leyes de la felicidad hasta viajes espaciales.
Claro está que en medio de esta bataola de ofertas y fetiches, millones de dólares fueron a parar en cuentas secretas de nuevos ricos, otrora grandes creadores y ejecutores de las pomposas obras nunca realizadas y unas pocas mal hechas y sobrepreciadas.
¿Hasta cuándo padre Almeida? Ojalá no sea hasta la vuelta… (O)
Ney Dolberg