Es impresionante el desconocimiento de la historia latinoamericana que muestra la nota “Guerrilleros y demagogos”, publicada el 3 de mayo en su sección Ideas y Debates. La autora intenta, infructuosamente, desconocer los valores y el significado que tuvo para los pueblos de América Latina, y en particular para los pueblos cubano y nicaragüense, el derrocamiento de las dictaduras de Batista y Somoza.
Bastaría con señalar que en Cuba la sangrienta dictadura batistiana dejó un saldo de más de 20.000 asesinados. En Nicaragua, la horrenda dictadura somocista dejó, en menos de dos décadas, alrededor de 15.000 muertos. Es válido añadir que ambas contaron con el apoyo irrestricto de sucesivos gobiernos norteamericanos.
En Cuba, tras el derrocamiento de la dictadura de Batista, gesta que contó con el apoyo de la inmensa mayoría del pueblo cubano, se inició un proceso de transformación revolucionaria, que acabó con asesinatos, desapariciones, torturas, discriminación racial y explotación de obreros y campesinos.
Se alfabetizó a toda la población iletrada; se nacionalizaron las empresas que Estados Unidos manejaba a su libre albedrío en función de sus intereses; se desarrolló un sistema de distribución equitativa de los recursos del país y se establecieron sistemas de salud y educación gratuitos que desde hace muchos años se ubican entre los mejores del mundo. Difícilmente un criterio racional pueda calificar esta obra como poco democrática o demagógica.
Cuando no se conoce de la justicia social, el respeto a la dignidad, a la vida y la verdadera democracia participativa que se ha vivido en Cuba desde 1959, bajo la conducción de mujeres y hombres dignos, queridos y respetados por su pueblo y en todo el mundo, es mejor no escribir sobre la patria de Martí y de Fidel. (O)
Rafael Dausá
Embajador de Cuba en Ecuador