Partidos y movimientos políticos que se aprestan a obtener el Poder Ejecutivo, escaños en la Asamblea Nacional, Parlamento Andino, asambleístas en el exterior, enfilan sus cañones contra el actual Presidente. No tienen en el blanco a los candidatos de Alianza PAIS.
(AP). ¿Será porque carecen de un viable plan programático o es estratégico ignorarlos?
Marcan y remarcan acciones que consideran negativas y como muy temprano han empezado desestimando el adagio ”No por mucho madrugar amanece más temprano”, están agotando la ‘pólvora’ y el poder de aguante de la ciudadanía, al escuchar, observar y leer más de lo mismo. Ya están cayendo pesados.
El pueblo siente y entiende que exprofeso omiten el amplio horizonte que tiene AP. Su gobierno modernizó la gestión administrativa de todos los ministerios, implementó leyes que revalorizan derechos ciudadanos, humanos, de la naturaleza, sociales. La construcción de obras y megaobras, y un largo etcétera.
Un candidato formuló que, de ganar, suprimiría el Consejo de Participación Ciudadana, entregando la administración a una junta de notables. El planteamiento es un ultrabombazo neoliberal que presagia que podrían entregar los ministerios a manos privadas, cambiando en esencia la estructura actual del Estado. Bajo esa dirección podrían quitar la gratuidad de los servicios de salud y educación, dejando este derecho de la universalidad (gratuidad para todos). En esta regresión se eliminarían subsidios, bonificaciones, implementarían la flexibilizacion laboral, concatenada con el congelamiento de sueldos, salarios y pensiones jubilares.
“Modernizar las leyes” proclaman algunos políticos, manifestando supuesta condescendencia. “Vamos a permitir que los campesinos puedan portar de nuevo armas en el campo, para que puedan defender como varones a su esposas y a sus hijos”. En nuestros campos son comunes los conflictos aun entre familiares. Un afectado declaró: “Si uno apaga la bomba de agua, otro la prende. Si no ha habido muertos, es porque Dios no lo ha querido”.
La lógica da para pensar que no han sucedido desgracias por falta de armas, ya que su uso y porte para defensa u ofensa están tipificados como un delito. ¿Será que se pretende hacer creer que justicia por mano propia es modernizar las leyes? Vaya campaña. (O)
Atentamente
César Antonio Jijón Sánchez