No está por demás ofrecerle, a esta fecha y por este espacio, las gracias al señor Presidente, porque tuvo la entereza de emprender una de las obras más importantes de vialidad del país: el Puente de la Unidad Nacional.
Le escribe un duraneño de nacimiento. Y soy portador de ese sentimiento que muchos ciudadanos que habitan en este cantón -según el último censo de población y vivienda, en quinto lugar por número de habitantes en el país- quieren exteriorizar por el inmenso beneficio que ha traído la ejecución y habilitación del viaducto.
Muchos tuvieron empleo en la constructora por el lapso que duraron los trabajos y muchos negocios colaterales prosperaron. Eso es lo que pide la gente que se dedica al comercio en nuestra población: oportunidades para desarrollarse.
Acá, en Durán, siempre nos hemos sentido preteridos por los gobernantes de turno, que han pasado sus esfuerzos hacia Guayaquil sin mirar que en la orilla del frente del río Guayas está una ciudad que enarboló la unidad de los ecuatorianos, desde cuando partió el tren que inauguró el insigne presidente Eloy Alfaro.
Señor Presidente, no puedo hablar en nombre de mi ciudad, pero sí puedo agradecerle porque siento que usted ha demostrado tener un gran sentido de servicio a esta ciudad. Y también sé que todos los duraneños ahora se están beneficiando del servicio que nos brinda el puente, que se traduce en comodidad para trasladarnos, en ahorro de tiempo.
Desde este espacio, Presidente, quiero también solicitarle que intervenga para que se concluyan las obras complementarias en la vía que llega al Puente de la Unidad Nacional, pues es muy complicado pasar de un lado al otro, debido a que esa avenida parte la ciudad en dos.
A alguien se le olvidó hacer los puentes a desnivel necesarios, quizá porque no les importó la suerte de los duraneños, al contrario que usted, que ha sabido valorar a esta ciudad. Y por todo ello es que me he permitido decirle, con gran vehemencia, ¡Gracias señor Presidente!
Atentamente,
Ramiro Serrano Miranda
Durán - Guayas