Los ecuatorianos deberíamos celebrar con mayor civismo las fechas patrióticas que exaltan el sentimiento de amor a nuestro querido Ecuador, de manera especial cuando se hace referencia a nuestros libertadores, que nos permitieron salir del oprobioso yugo español y todas aquellas que fortalecen nuestra profunda emoción de ser ecuatoriano, como es el caso concreto de mayo de 1822.
Todos quienes vivimos en la región Costa sabemos el inmenso frío que existe en los páramos de la Sierra; y nuestros héroes libertadores, a pesar de aquello, sin contar con un abrigo que les permitiera resistir el nefasto frío, lograron hacer realidad la verdadera independencia de nuestro país el 24 de mayo, los ecuatorianos conmemoramos el día de nuestra independencia.
Nuestro país nació aquel día de 1822 de las entrañas del pueblo más humilde, de las manos de los sembradores, del pensamiento libertario de los maestros, de los esfuerzos de quienes siembran el trigo, de mujeres, niños, todos quienes amamos esta tierra.
Este acontecimiento histórico dio paso a un gran proceso de cambio extraordinario que permitió la libertad que se fue forjando a pulso, en la búsqueda constante de la justicia; se formó con el ideario del Libertador Simón Bolívar, que pensaba en siglos y miraba en continente.
Se dio la batalla heroica del Pichincha, bajo el mando del mariscal Antonio José de Sucre, quien estaba predestinado a ser el presidente de Bolivia, pero fue asesinado en la batalla de Berruecos, por eso quiero entregar el siguiente poemario al 24 de Mayo de 1822:
Sucre al Pichincha llegó y en lucha valerosa a los españoles venció / Saludemos este día con orgullo y devoción / y juremos ser mañana como Sucre y Calderón. (O)
Lic. Ricardo Ordóñez