En las elecciones generales, desarrolladas en España en noviembre 2011, para elegir Presidente del Gobierno y diputados y senadores al Congreso, el PSOE sufrió una tunda de madre, por los cuatro costados; veamos algunas cifras:
El Partido Popular (derecha) obtuvo 44,61% de la votación, o sea 10’830.000 votos válidos, versus 28,73%, 6’973.000 votos válidos de los socialistas. Unos 16 puntos de diferencia entre ambos (Rajoy y Pérez-Rubalcaba).
En lo legislativo el PP tiene la mayoría absoluta, 186 diputados contra 110 de los oficialistas; para senadores, la historia es igual: 136 los populares y 48 al partido “zapatero”.
¡Coño de paliza!, majo. Bien merecida se la tienen, las encuestas hace rato lo presagiaban y los poderes mediáticos la impulsaban, además de regodearse. Eso pasa cuando se traicionan los principios y se pierden las convicciones de elemental justicia social. De socialistas, poco y nada les quedó.
Pero lo que desconcierta es la contundencia del triunfo derechista. ¿Qué pasó con los “Indignados” en la propia cuna de un movimiento de masas que se transformó en planetario? Todos los caminantes tenían, tienen, edad de votar. Si el descontento es mayúsculo, ¿por qué no se reflejó en una abstención abrumadora?, ¿en votos nulos o blancos?
Los votos nulos y blancos tuvieron cifras marginales y la participación electoral fue casi del 71%, apenas tres puntos menos que la elección anterior.
Hubo sí, un crecimiento de los partidos regionales, que cosecharon todos los votos perdidos por el PSOE. Izquierda Unida tuvo un repunte, si se considera que de 2 diputados pasó a 11. Dicen que hay un “Indignado” electo en su bloque. No pudo quebrarse el bipartidismo tradicional, los de Pérez-Rubalcaba quedaron como segunda fuerza política, debilitada y golpeada, pero detrás del PP. España no logró lo que Argentina y para colmo consolidó una tendencia, que en su primera medida ya anunció,congelación de salarios.
La “Indignación” de los “Indignados” no se tradujo en un voto consciente, a la luz de los resultados fue irreflexiva; por castigar a unos, premiaron y legitimaron a los menos indicados.
Otro punto a destacar es el rol de los medios alternativos, que han cobrado fuerza y nos dan otra visión informativa de la realidad, pero cuidado caen en el vicio de sus antagonistas naturales, convencerse y convencernos, de buena fe, en este caso, de su línea editorial, perdiendo la objetividad y el rigor científico.
Nosotros ya empezábamos a creer en el renacer de la República con algo de Woodstock incorporado.
En fin, nos sentimos un poco indignados con los “Indignados”; igual la “Indignación” continúa, es genuina y no se doblega. Tienen derecho a no convertirse en partido político, no tienen derecho a equivocarse en el sufragio.
Andrés Martínez Arrata