El inicio de clases en el régimen Costa le dio un respiro a la consulta popular desde la óptica de los medios de comunicación masivos, los que por ser privados se hacen llamar independientes, pero que de ello no les brota una pizca debido a que tienen muy clara su posición en el espectro político ecuatoriano.
El recalcitrante canal de televisión opositor al régimen -así, con cada una de sus letras-, Ecuavisa, armó todo un show disonante con sus reporteros estrellas para desacreditar el sistema de educación pública, especialmente en Guayas. Para ello envió a Denisse Molina a una escuela que de antemano la producción del canal había identificado con ciertos problemas organizativos y de infraestructura.
Con ese protervo y malintencionado fin, la reportera entrevista a estudiantes que han llegado con “muchas ilusiones” a la escuela, como ella lo interpreta, “para encontrarse con sus amiguitos, a los que no ven desde el período anterior”. Y les inquiere sobre ello, y no obtiene respuesta. E insiste con ello hasta sacarle un sí a un menor, que solo alcanza a afirmar lo que ella misma ha repetido varias ocasiones ante las cámaras.
En esta “historia novelesca”, la “simpática” reportera describe a su manera al estudiante y habla de su vestimenta, reiterando en tono lastimero que no se podrá cumplir con “el sueño” del niño de reunirse con sus amiguitos. Que el “acongojado” niño (es lo que ella pretende mostrar) deberá regresar a su hogar porque en esta semana no habrá asistencia a clases. Y que de nada sirvió que llegue a la escuela con sus zapatitos lustrados. Y el enfoque de la cámara demuestra que los niños presentes tienen sus calzados polvorosos unos, con lodo otros. Por lo que la presentadora debe corregir y adiciona que se debe a las calles en mal estado y debido a la lluvia que caía en ese momento.
Y ella arremete contra el desayuno escolar, que no está completo. Y entrevista a una funcionaria del plantel que indica el porqué no ha llegado todo. Pero eso ya no es importante para la reportera, pues ya logró insinuar al televidente que el Gobierno no ha cumplido.
De ahí se va contra la infraestructura de la escuela, y muestra aulas sin bancas, que no hay suficiente luz, que no están completamente limpias y adecuadas para recibir a los alumnos. Pero la “despistada” reportera, por su afán de denigrar al sistema educativo, no se detiene a pensar un poquito sobre que el estado de los salones de clases se debe a que en ese plantel no se ha normalizado la asistencia del estudiantado.
Este show televisivo termina así, sin investigaciones a fondo, sin entrevistas a las autoridades, sin elementos informativos reales que permitan al televidente discernir sobre un sistema educativo público que está reorganizando sus estructuras y que ha permitido incorporar a sus planteles a miles de niños y adolescentes que antes iban a escuelas y colegios privados. Todo es ganas de jorobar, y para ello no escatiman esfuerzos.
Atentamente,
Pedro del Solar
Durán - Ecuador