Durante la presidencia de Rafael Correa, de lo que yo recuerdo y he leído, se cometieron varios actos únicos que afectaron notablemente a personas e instituciones en beneficio de unos pocos; comenzando por algo tan absurdo e indignante como el condenar a un ciudadano honesto por aplaudir (¿?) hasta los casos más sonados de corrupción que el país cada día conoce, ni qué decir de violación a los derechos de los ciudadanos que no pensábamos igual que Correa y sus ayudantes.
Hoy hemos podido constatar, por parte de quien realizó el peritaje legal de la muerte del general de Aviación Jorge Gabela, por la lucha incansable y ejemplar de su esposa, Patricia Ochoa, la verdad que nunca se dio a conocer, los informes realizados por el perito “se perdieron”; se lo quiso chantajear para que los adulterara, todavía no lo conocemos de manera escrita, pero la verdad, sin ese informe los ecuatorianos la deducimos claramente, y se deberá esclarecer de alguna manera oficial, seguramente se trató de un asesinato de Estado. Todo conduce a ello.
El señor Correa -al igual que en el caso del secuestro del señor Balda y de tantas barbaridades cometidas en su gobierno y de alguna manera permitidas por las Fuerzas Armadas y obedecidas, sumisa y miedosamente por las entidades de justicia- ahora indica que no conocía ni siquiera a sus más íntimos colaboradores. Correa dice desconocer todo lo que se hizo en su gobierno. Un olvido muy selectivo.
Y por último, cuando debería estar en Ecuador explicando todo lo que lo hecho durante su desgobierno, quizá para esconderse de un pueblo indignado, expresa que podía pedir asilo en Bélgica. Esta es una forma de reconocer la culpabilidad de sus actos y también que ya existen en nuestro país un fiscal y jueces honorables y honestos. Es evidente su temor a sus actos y a los que cometieron sus allegados. Hoy nadie de ellos responde y todos pagamos.
Se lo debe traer a Ecuador, ya que no tiene la valentía de venir, y rendir cuentas de las muchísimas atrocidades cometidas por él o por sus órdenes. Y sus íntimos colaboradores que aún quedan aquí sean procesados. No es justo verlos caminar y hasta agredir a la prensa y a los ciudadanos de bien. (O)
Dr. Fabián Guarderas Jijón