Dicen que Dios escribe derecho sobre líneas chuecas. Y aquello es una gran verdad, la justicia ecuatoriana es sorda muda, timorata... tarda pero llega, ante la presión de la sociedad civil organizada que mira con perplejidad los comportamientos ejecutados por Baca Mancheno, un funcionario de alto nivel dentro de la estructura jurídica de la Fiscalía General de la Nación, entidad precisamente encargada de la lucha contra la corrupción.
A mi juicio, su intervención en la comisión del caso 30-S y sus débiles delaciones y actuaciones en judicializar los delitos de la multinacional brasileña Odebrecht y el encubrimiento a su amigo Correa, defraudan hondamente la credibilidad de todo el
conglomerado social, de sus funcionarios y, asimismo, de instituciones, en especial de las encargadas de administrar justicia -incluido el silencio cómplice del Consejo de la Judicatura- que deben ser evaluadas, pero no solo con un cambio de fichas o “quítate tú para ponerme yo”, sino para inaugurar en Ecuador una verdadera justicia al servicio del mandante.
Personalmente puedo aportar en la escuela de capacitación a los señores administradores de justicia. (O)
Atentamente
Dr. Manuel Posso