La invitación política que hizo el Prefecto del Azuay, carente de convocatoria, sesgada y tendenciosa, ocultando su intencionalidad politiquera en un seudoinforme de labores y la concurrencia de la más recalcitrante clase política, sin rumbo ni objetividad, convirtió la cita en una verdadera fanesca política. Delicioso plato servido en Cuaresma.
Pero hay quienes lo preparan antes o después de este período, para saciar el hambre que produce el largo ayuno de poder que sufren.
Para el efecto, invitan a agnados, cognados y compinches, creyentes o renegados, vecinos cercanos o lejanos semejantes.
En una gran olla -no de grillos- ponen los mellocos traídos de Quito, el zambo colorado cortado en trocitos. Agregan el mote de Azuay -no mote pillo- cocido y escurrido.
Como ‘CREO’ que no están todos los granos que son ni son todos los que están, no revolverlos mucho, sino de vez en cuando para lograr la ‘UNIDAD’.
El famélico plato sirvieron con maduro de Machala frito y cortado en rodajas, añadieron bacalao seco traído de la Costa, concretamente de Guayaquil, curado y salado por varios años para dar mejor sabor al guiso.
En agradecimiento al suculento convite, soportaron los sermones proselitistas de tan conspicuos anfitriones.
Buen provecho.
Augusto Mera Arteaga