Un extraño comportamiento social se evidencia, no solo en suelo patrio sino también en otros rincones del mundo. Expresidentes sudamericanos acusados de serios y graves problemas de corrupción mantienen altas cifras de votos, en caso de nuevas elecciones.
Al parecer impera el pensamiento: ¡No importa si roba, mientras haga obras! Aquí parece que robar es una parte integrante de la naturaleza del ser humano.
No se dan cuenta de que robar atenta contra el séptimo mandamiento de la Ley de Dios y que, además, va contra el derecho del prójimo de recibir los beneficios que esos dineros produzcan.
Entristece saber que todos somos vistos como ladrones en potencia y que no hay ninguna persona honrada. ¿Será que ha muerto la honradez en el mundo? (O).
Gustavo Vela Ycaza