Todos nos preocupamos por el escándalo que representa la exposición de nuestros datos personales como país, y no es para menos, pienso que pocas cosas pueden ser más graves que ese delito.
Todo el detalle de nuestra vida y la de nuestros hijos, expuesto a un punto en el que es imposible detener su difusión o conocer hasta dónde llegaron a la fecha.
Sin embargo, continuamos tapando el sol con un dedo, entregando minuto a minuto detalles de nuestra vida, actividades, localización, rutas y hábitos a través de las redes sociales.
Pienso que a estas alturas son muy pocas las personas que pueden llamarse 100% cuidadosas con sus datos, ya que el afán por pertenecer a una comunidad virtual o exponer cierta imagen de vida o familia, tienta día a día a millones de personas de toda edad y cultura, cediendo derechos y entregando información personal y familiar, tanto o más valiosa como la recientemente arrebatada a todos los ecuatorianos. (O)
Paula Pettinelli