Desde hace tiempo los Estados Unidos junto a sus adláteres de la OTAN se han empecinado en buscar lo que ellos llaman “evidencias” para justificar presiones, chantajes, que finalmente desembocan en invasiones, plenamente asumidas como verdades inquebrantables por los medios afines a sus intereses hegemónicos. De allí que se han metido en muchos países, dándose la gran casualidad de que estos países acusados son los que poseen grandes cantidades de petróleo. Cuando las naciones de la antigua Yugoslavia se desangraban entre sí, no les interesó sino mucho tiempo después, porque estos no son países petroleros.
Su gran interés está centrado en cambiar el estilo de las naciones árabes no afines a ellos, y buscan armas nucleares, uso de armas químicas, genocidios, atentados a la libertad de expresión, a los derechos humanos -tan poco respetados por ellos en sus propios países-. Ya fue el turno de Irak, Libia, Afganistán, los que esperan son Siria, Jordania y especialmente Irán, al que lo tildan de mefistofélico y lo culpan de las mayores desgracias y terrorismos. En el caso de Siria, apoyan abiertamente a la oposición armada -armada por ellos-, plagada de mercenarios y grupos afines, aceptada por la famosa Liga Árabe, obsecuente con los planes occidentales, para vergüenza de sus pueblos. Resulta por arte de magia que ya no es terrorista por atacar a un país, cuyo gobierno ha sido democráticamente elegido por el pueblo, con derechos y libertades, sino es la gran defensora de su democracia occidental, la más conveniente a sus intereses.
En nuestra Latinoamérica, los países que han escogido el camino del socialismo son los que les causan los mayores escozores. Pasando a la chanza, la mayor evidencia del uso de armas químicas estilo USA se daría en Venezuela, ya que no hay otra explicación posible para que millones de venezolanos agrupados en la llamada oposición venezolana sufran de semejante ceguera y se remitan solamente a ser cajas de resonancia de lo que sus dirigentes, medios, periodistas y activistas les dicen que vean y entiendan.
Dirigentes opositores que se disfrazaron de nobleza, ecuanimidad y justicia social, siguiendo las viejas artimañas usadas por los políticos caducos y oportunistas, que una vez elegidos se olvidan de sus promesas, es más, argumentando que fueron malentendidos y que los pueblos son los culpables de creerse tales cosas. Esa sí es una “evidencia” para el pueblo venezolano ya que ahora se quitaron las caretas y lo único que se espera de ellos es que terminen con todo lo que hasta ahora se ha logrado.
La democracia occidental preconizada por estos países lo que busca son pretextos para meterse en donde les interesa, no necesitan de evidencias, y sus actuaciones se parecen cada vez más a lo que hacían los fascistas alemanes del régimen nazi; llevando también a recordar algo que quedó en el imaginario del pueblo mejicano, quizás como leyenda o una patética realidad, cuando los rudos campesinos de la guerra civil, autoascendidos a coroneles, ante la presencia de prisioneros, viandantes o supuestos espías, ordenaban a sus soldados: Primero ajusilen, después virigüen.
Efrén Cruz Cuesta
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