Los editores del New York Times, en lugar de hablar mal del Gobierno ecuatoriano, deberían preocuparse de los últimos gobiernos norteamericanos que han transformado a esa gran nación en un ente mafioso y asesino, que a pretexto de múltiples mentiras invaden países, matan inocentes, despojan de sus bienes al país y reclaman compensaciones por haber ganado la guerra.

El método siempre es el mismo, se preocupan por la libertad y la democracia, inventan un pretexto (caso de Irak), mienten, engañan, se valen de la ONU, que es algo decorativo para sus fines; y congelan las cuentas bancarias en Europa y en Estados Unidos para después robar tranquilamente. Siguen los embargos de petróleo, que es otra forma de atraco; prohíben el uso del espacio aéreo, los portaaviones van en camino, luego los mismos bombardean inmisericordemente, matan soldados, niños, ancianos, mujeres indefensas, destruyen todo lo que pueden, invaden, saquean y luego reconstruyen con empresas norteamericanas con el dinero que pagan los invadidos o su petróleo. Luego de muchos años de saqueo se van, dejan un país de locos desquiciados que se matan entre ellos, ejemplo Irak y Afganistán; y últimamente Libia, mañana será Siria e Irán.

La despedazada economía norteamericana tiene como única salida la guerra, con ella se cobra todos los gastos militares, pertrechos, armas, misiles, aviones, logística, todo es una forma de utilizar armas caras que se volverían obsoletas y que se usan para causar muerte y destrucción; y llenar las arcas de riqueza a una nación que ve la guerra como un gran negocio.

Y este mundo de cobardes solo observa, calla... y todo es por la libertad y democracia. Los norteamericanos han causado guerras inútiles por su afán de tener petróleo y dinero en abundancia. ¿Este gánster moderno es el que puede dar clases de moral, de derechos humanos a gente buena y sana como la nuestra?

Los norteamericanos no han tenido escrúpulos a la hora de invadir países para lograr sus pequeños propósitos, como en el caso de Panamá, que para coger a un solo hombre (el general Noriega) lo bombardearon, lo invadieron y mataron más de dos mil quinientas personas.

Curiosamente el presidente Obama, en un libro de su autoría, admite que fumaba marihuana en su juventud; y el ex presidente Bush era un alcohólico, con fuertes lazos árabes en sus negocios, precisamente la familia Bin Laden. Los muertos norteamericanos en Irak y Afganistán fueron algo así como ocho mil soldados, mientras por parte de  los árabes murieron cientos de miles. ¿Cuántos horrores se han cometido en nombre de la democracia?

Que Dios tenga piedad de nosotros.

Atentamente
Ángel Humberto Puente Viteri
C.C. 170142154-5