La desidia, el abandono, la dejadez y una corrupción generalizada han sido los elementos que en parte detonaron la masacre de los periodistas del diario El Comercio. Miles de habitantes que nunca han vivido la dicha de beber agua potable o alumbrarse con luz eléctrica, claramente se han volcado a la protesta por la bomba de tiempo que ahora estalló, llamada Esmeraldas.
Gran parte del poblado ya constataba un enfrentamiento silencioso, con múltiples cómplices pañosos, que cargaban su balde agua contaminada e insalubre. Servicios básicos inexistentes o insuficientes quebrantaron la voluntad popular, porque de haber atendido mejor a la “Provincia Verde”, nada habría ocurrido o en tal caso hubiera sido más fácil enfrentarlo y sosegarlo. (O)
Miguel Ángel Andrade Ortiz