Hay una frase que dice: El secreto para triunfar es elegir bien.
En esta época de campaña electoral, y sin pertenecer a partido alguno, escuché a un candidato decir que un presidente es para gobernar a todos los ecuatorianos, sin discriminar a nadie. Hace algunos días escuché en la radio a un precandidato que decía que él ha tenido contacto con el pueblo y lo principal que a la gente le preocupa es tener un trabajo digno y estable.
Como ecuatoriano que soy, sé que ha habido cambios significativos para el desarrollo del país; pero también me doy cuenta de que falta mucho por hacer, específicamente en el campo laboral. Por experiencia propia, puedo decir que en la empresa privada falta mucho por mejorar en lo que se refiere a los derechos de los trabajadores, con el fin de evitar la triste situación de ser un desempleado.
Resulta sorprendente descubrir a empresarios o dueños de empresas que tienen una doble moral, que hablan todo bueno, pero cuando un trabajador comete un error (por ser humano) y a pesar de que el empleado hace todo lo posible por conservar el trabajo, ellos no consideran nada, ni siquiera el tiempo de servicio, si tiene más de 20 años, y por consiguiente tener una edad de unos 45 años, no les importa ni que sea la única fuente de ingresos ni que detrás de esa persona hay un entorno familiar (esposa, hijos, familiares) que depende de él; lo despiden, porque el ser empleado de planta es de lo peor para ellos. Pero además de echarlo expresan su odio irracional, injustificado, enfermizo, dándole una mísera liquidación y marcándole la vida con el visto bueno (mal llamado así) para que no pueda trabajar formalmente y sea un desempleado de por vida. A pesar de toda esta injusticia, en caso de que el empleado recurra a un juicio laboral, utilizan toda artimaña para que no siga el juicio.
Estas personas se creen seres inmaculados, y sin embargo hacen cosas durante años que creen que está bien, pero el tiempo y las leyes actuales demuestran lo equivocados que actúan. Por ejemplo: durante 25 años, esta empresa privada hacía trabajar a menores de edad los fines de semana y no les pagaba nada, solo recibían las propinas de los clientes.
Creo que para hacer cambiar esas mentes incapaces, hace falta crear leyes que protejan de verdad a los trabajadores, el Ministerio de Trabajo debería supervisar a las empresas y escuchar las sugerencias de los trabajadores, para que de una manera ecuánime, imparcial y viendo el beneficio para ambas partes, surjan soluciones lógicas, justas, siempre pensando en fomentar el respeto, la armonía y la buena convivencia que debe existir entre ecuatorianos porque, para que exista paz, debe haber justicia.
Afortunadamente, también existen personas nobles, que creen en la capacidad de los demás, que los respeta y los considera; una muestra de aquello es este medio de comunicación,
EL TELÉGRAFO, que brinda la oportunidad de expresar las inquietudes de los habitantes de este país, con el fin de fomentar el desarrollo de nuestro querido Ecuador. (O)
Atentamente
Arturo Guevara G.