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El Telégrafo

Elecciones y el millón

14 de enero de 2017

Elecciones ad portas; después de pocos días los ecuatorianos tendrán que decidir para elegir a sus próximos gobernantes, la decisión está entre los candidatos que ofrecen cual buenos ofertantes gratuitos, desde el inverosímil millón de empleos hasta la interminable lista de promesas en cada recinto, cantón y ciudad hasta donde llega el tour político que incluye pasos de baile.

Es que nuestra campaña política es bastante ‘folclórica’, con candidatos uniformados, sonrientes, buscando el saludo y dando la mano a diestra y siniestra a todo transeúnte que es un ‘cándido’ elector del audaz ‘candidato’ que pregona ser solucionador de los problemas acuciantes de un país endeudado, con problemas a millares surgir. Aquí nace una simple pregunta: ¿A usted, ciudadano, le gustaría gerenciar una empresa altamente endeudada? Parecería que a nadie le agradaría esa difícil tarea. Pero, ¿por qué muchos se desesperan por ser nuestros gobernantes? La respuesta es obvia, ya todos estamos informados de que desde el Estado se hacen y manejan contratos millonarios e igualmente se reciben millones de gratificaciones, solo se debe recordar cuando el hijo de un expresidente, a escasos 5 meses del gobierno del papá, exclamó: “Ya gané mi primer millón”.

¿Será eso lo que mueve a ser candidatos, será que todos piensan en millones? Esta campaña política debería llamarse la campaña millonaria. Ante tanto candidato, la ciudadanía debe preguntarse de dónde salen los recursos económicos y materiales para que estos candidatos se sacrifiquen a tiempo completo paseando (perdón) recorriendo el país para saludar a los ciudadanos, que también se preguntarán de qué viven y cómo mantienen a sus familias; en qué trabajan, qué negocio o empresa tienen para subsistir. No se debe olvidar que, al igual que una carrera, solo uno llega primero y ese ganador con su equipo irán a descontar lo gastado que ha sido una inversión.

Todos aspiran a embadurnarse con el excremento del diablo, como así lo denomina un escritor al petróleo, generador de riquezas. Los bailes y comer guatita; los uniformes y demás payasadas quedarán atrás, y los nuevos privilegiados gobernantes dejarán su disfraz e hipocresía para volver a ser elegantes, perfumados, con guardaespaldas, asesores; imposible hablar con ellos porque estarán muy ocupados con agendas copadas. Solo podrán hablar entre ellos todos los que corrieron en la campaña, para los pactos del ‘yo te apoyo y tú me das’; mientras tanto, el pueblo seguirá igual. A mí me parece que no. ¿Me habré equivocado? Todos aspiramos a que Ecuador mantenga su democracia con justicia, equidad, solidaridad y sin corrupción.

Fernando Coello Navarro

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