La circunstancia que no disuena entre la popularidad quiteña y que ha supervivido las barreras patrias ha sido el vandalismo del metro de la ciudad azucena. Recordemos que este atentado crea un estigma a otro tipo de arte, referente a ciertos artistas callejeros como “Banksy”, cuyas obras de arte (del grafiti) adornan las paredes de las urbes más importantes e inclusive son arrancadas en sus respectivas lonas de los monumentos, pues él no destruye ninguna pared, para venderlas por millones de dólares en las galerías europeas. Este artista, además de “Shepard Fairey” o “Mr. Brainwash”, son creadores de trabajos mundiales, trabajos artísticos, cuestión que los destructores de la propiedad pública no se molestan en estudiar. Quito se ha convertido en el bastión de la gente áfona que al no encontrar medios, por la carencia, sigue el camino del vandalismo. El municipio debe crear un programa de arte para que tengamos un “Shepard Fairey” u otro “Banksy”. (O)
Miguel Ángel Andrade Ortiz