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El Telégrafo

El “universo” periodístico

02 de agosto de 2011

“No puede llamarse sabia a una nación mientras no conozca y admita los medios de encontrar la verdad”.
(Eugenio Espejo)

Vamos a empezar a decir las cosas por su nombre, escribía Michel De Certau. Ayer el objetivo era fundar la libertad de información, la legitimidad de la prensa. El periodismo constituía un combate en el mismo sentido en que se llevaba a cabo la lucha por la democracia. Ciertamente la libertad política de información nunca es “natural” porque siempre subsistirá una relación de fuerza entre los actores políticos y la prensa. Muchas veces la prensa en el Ecuador supo incluso hacer presión, por intermedio de la opinión pública, para obtener lo que quería del poder político.

La mayoría de los actores continúa argumentando y combatiendo como si estuviera todavía en el siglo pasado. Parecería ser que los obstáculos resultan no de una falta de libertad de información sino, por el contrario, de la dificultad de administrar su ejercicio. Varios periodistas, al parecer, piensan los problemas de la información con los ojos de ayer; como si no se hubiera logrado la libertad de información; como si la relación de fuerza con el poder político todavía fuera frágil.

Las contradicciones no están ligadas a la falta de libertad, sino a las dificultades vinculadas con su abuso: sobredosis de información, errores ligados a la competencia desenfrenada entre los medios, falta de profesionalismo de algunos periodistas, ritmo demasiado veloz de la producción de la información, etc. Tal parece que el problema sigue siendo el peso de la ética periodística, de la economía y de sus efectos sobre la libertad de información. Cierta prensa actúa como si la información fuese un bien escaso. Algunos periodistas se consideran todavía los valientes caballeros de la verdad en el combate épico de la información, ignorando las contradicciones ligadas a su propio poder. Quieren este poder, gozan con él y juegan con él, pero no están dispuestos a analizarlo, reflexionarlo ni asumirlo. Crean progresivamente una distancia con el público, con el ciudadano, que es, sin embargo, su única fuente de legitimidad.

David Avilés Aguirre 
Comunicador social
Becario Clacso
Argentina

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