Qué bueno ser la envidia de muchos por tener una inmensa obra pública traducida en hospitales, centros de salud, maternidades; escuelas del milenio, colegios réplica, universidades emblemáticas; carreteras de primera, nuevos aeropuertos, inmensos y modernos puentes en todas las regiones de la patria; pero sobre todo el reconocimiento de propios y extraños, en todas las latitudes de la Tierra, de cómo nuestro país es ejemplo y modelo con el proyecto ‘Manuela Espejo’, con el cambio radical de la educación, con la eficiencia de los correos, con infraestructura para seguridad ciudadana única en Sudamérica y comparada con las mejores del mundo, con una Constitución de las más modernas del planeta, al dar derechos a la madre naturaleza y poner énfasis en el Sumak Kawsay o Buen Vivir; con un presidente que habla varios idiomas y que es invitado a las mejores universidades del mundo a disertar sobre problemas, especialmente económicos, con la autoestima de los ecuatorianos por lo alto y que nos hace sentir orgullosos de ser tales.

Todo lo escrito anteriormente muestra que en Ecuador, nuestra patria, están pasando cosas buenas como nunca antes había sucedido, sin embargo, todavía quedan cosas por hacer, y una de ellas es poner orden en el tránsito y transporte que actualmente se encuentran en un caos. Así lo demuestran los indicadores sobre accidentes y fallecimientos, que prácticamente se han duplicado. Alguien debe poner orden en el transporte interprovincial que produce tantos accidentes. Los taxistas, un cuento de nunca acabar, especialmente en las provincias de la Costa, hacen lo que les da la gana: son groseros, no respetan, no usan el taxímetro, a pretexto de que no ganan nada.

Yo me pregunto: ¿Cómo es que en la Sierra, donde están las ciudades más caras del país, los taxistas sí usan el taxímetro sin quejarse?

Existen tantas irregularidades en el tránsito y transporte que si me pusiera a enumerarlas no terminaría.

En fin de cuentas, ya es hora de que alguien tome las riendas del asunto, de lo contrario, la excelente obra no estará concluida.

¿Poner orden en el tránsito será más complicado que reducir la pobreza?

Atentamente

Msc. Hernán Castro Ochoa