Debe ser mi percepción antojadiza o mi desacuerdo con la actual administración municipal de la ciudad de Quito, pero es increíble, por decir lo menos, la reducidísima presencia de agentes de tránsito en las calles de la ciudad. Nadie vela por el buen vivir en sus calles en lo relacionado al tránsito de vehículos y a la grosera manera de violar las normas respectivas por parte de los conductores.

Es de pública constancia que los conductores llamados profesionales son los que, aunque en inferior número comparados con los de licencia no profesional, se distinguen por agredir constantemente las regulaciones de tránsito y se solazan con ello. Los señores taxistas brillan con luz propia por sus ‘hazañas’ al conducir: cuando están con pasajeros, respetan los pasos cebra más allá de lo normado, ceden el paso a cuanto vehículo se cruza, esperan con toda ‘paciencia’ al peatón que viene a 50 metros en una bocacalle, se paran en los semáforos mucho antes de que la luz amarilla se evidencie, arrancan de los semáforos cuando las filas paralelas de vehículos están por la cuarta salida, se colocan tras los buses y esperan a la voluntad de su colega para continuar la marcha, en fin, son los conductores más precavidos en este sistema planetario.

Conteste estimado lector: ¿A qué se debe tanta maravilla? Me atrevo a pensar que es porque están haciendo dinero con la economía y el tiempo del confiado usuario. Al contrario, cuando un taxi está desocupado, el Sr. conductor actúa exactamente de la manera contraria.

No es extraño que Ud., estimado conciudadano, solo vea un bulto amarillo que se cruza frente al vehículo que Ud. conduce a la velocidad de la luz y se estacione 20 metros adelante. Es un taxi que decidió recoger un pasajero por encima de su derecho y seguridad. Creen a pie juntillas que por sacar el brazo por la ventana del auto o poner direccionales tienen patente de corso para girar por donde les da la gana. Alguien no les enseñó que tomar las medidas descritas solo sirve para advertir una intención y que no es una orden de tránsito que los demás conductores deben acatar.

Autoridades: ¿Será cierto que algunos de los señores taxistas poseen equipos electrónicos que neutralizan el accionar de las cámaras que registran las contravenciones de tránsito? Lo menos que debe pasar es la realización de una prolija investigación al respecto. En lo general, se hace imprescindible someter a los conductores profesionales a una exhaustiva capacitación y a una impostergable educación.

Atentamente
Kléver Medina Alvarado
C.C. 1702935360