Entre las necesidades primarias del ser humano está la de ahorrar hoy para mañana, entonces surge el análisis, la observación y la elección de la mejor opción. Cuando se realiza este proceso, de alguna manera se está auditando, ya que se está revisando, evaluando y controlando, entonces aquí nace la tarea del auditor.

El auditor en una entidad pública es un servidor, que se caracteriza por ser un profesional capacitado, realiza su actividad con cuidado, diligencia profesional, independencia, y por medio de las técnicas de verificación, ocular, verbal, escrita, documental y física, obtiene información competente y suficiente, que le permite revisar y evaluar el Sistema de Control Interno establecido en una entidad.

El auditor público tiene capacitación en herramientas de gestión, trabajo en equipo, planificación, normativas legales, financieras, contables y sistemas de información, que le permiten elementos suficientes de juicio para la preparación de las auditorías.

El auditor público realiza su actividad bajo los principios de integridad, objetividad, confidencialidad y competencia, y ajustado a las reglas de conducta. Realiza su trabajo sobre la base de muestreo estadístico.

Sin embargo de lo antes anotado, existen servidores públicos que no conciben la labor de auditoría como una actividad profesional, sino más bien piensan que el trabajo de auditoría es un castigo para ellos y que debe ser dirigido a determinadas actividades o personas, debido probablemente a que desconocen el verdadero objetivo de una auditoría que es la de controlar y evaluar la utilización de los recursos estatales, así como la consecución de los objetivos de las entidades públicas, para emitir recomendaciones tendientes a mejorar el desempeño de los servidores públicos y por ende la gestión pública, a fin de que las entidades tiendan al logro de los fines, objetivos y metas consideradas en las políticas gubernamentales establecidas por la Función Ejecutiva encaminadas a conseguir condiciones adecuadas de vida y bienestar, no solo para un grupo de personas, sino para todos los ciudadanos.

Esta forma errónea de pensar de algunos servidores públicos, sobre el ejercicio profesional de la auditoría, probablemente se dé por desconocimiento de la normativa y la base legal en general.

Con el fin de afianzar conocimientos que permitan una gestión pública con eficacia y eficiencia, es importante que las máximas autoridades de las entidades públicas coordinen con su Director de Talento Humano la preparación de un plan de capacitación para los servidores bajo su jerarquía, para que actualicen sus conocimientos y por ende facilitarles un mejor desenvolvimiento en el ejercicio de sus funciones.

Los ciudadanos en general debemos tomar conciencia de que si queremos cambios en el país, y especialmente en la administración pública, es necesario el compromiso de todos. En referencia a lo anotado, entonces también es importante que los servidores públicos nos capacitemos por nuestro propio esfuerzo sin esperar que la entidad en la que se trabaja sea la que nos impulse. Para ello, debemos aprovechar ahora que disponemos de internet; por ejemplo, ingresar a la página web de la Contraloría General del Estado, del Servicio de Rentas Internas, del Incop, entre otras, y leer la normativa y base legal que se encuentra a disposición del público en general, normativa que brinda la manera de conducir y actuar en la gestión pública.

Magdalena Mejía Solarte