La declaración de Windhoek pide a la comunidad internacional declarar ilegal la censura de prensa por constituir un grave atentado contra los derechos humanos. El Dr. José María Velasco Ibarra, jurista, tribuno y ex presidente de la República, declaraba: “Si la prensa es cátedra, el periodista tiene que ser maestro. Si la prensa es tribuna, el periodista tiene que ser orador. El maestro y el orador no pueden hablar sino para defender el bien. Los discípulos del periodismo son los ciudadanos de toda la nación”. “Los periodistas son el escudo de la democracia, particularmente en períodos conflictivos y tensiones” se afirmaba en un comunicado conjunto con motivo del Día Mundial de la Libertad de Prensa. La Constitución de la República, en su sección Quinta, artículo 44, textualmente dice: “El Estado ecuatoriano, la sociedad y la familia promoverán de forma prioritaria el desarrollo integral de las niñas, niños y adolescentes y asegurarán el ejercicio pleno de sus derechos, se atenderá al principio de su interés superior y sus derechos prevalecerán sobre los de las demás personas. Las niñas, niños y adolescentes tendrán derecho a su desarrollo integral, entendido como proceso de crecimiento, maduración y despliegue de su intelecto y de sus capacidades, potencialidades y aspiraciones, en un entorno familiar, escolar, social y comunitario de efectividad y seguridad.
Este entorno permitirá la satisfacción de sus necesidades sociales, efectivo-emocionales y culturales con el apoyo de políticas intersectoriales nacionales y locales”. El derecho a la dignidad es interés superior de los adolescentes. Se preguntarán qué pretende este minúsculo escritor al recordar dictados del pensamiento y enunciación de derechos constitucionales. Es que entre la prensa y la niñez y adolescencia existe un estrecho camino, diríase que ante el desconocimiento, la inquietud y el deseo de descubrir realidades sociales, la prensa es la orientadora de esta gran mayoría que constituye un grupo vulnerable, capaz de atribuirse cambios radicales, con efectos impredecibles. Es que la juventud es el núcleo, la columna vertebral sobre la que descansa la sociedad, la familia, por ello la prensa tiene que ser cuidadosa, elástica, tolerante y muy sabia, para auscultar el pensamiento de quienes ya no son el futuro de la patria, pues se han constituido y demostrado ser el presente.
Exigimos moralidad, civismo, patriotismo; exhortamos a que nuestra juventud sea virtuosa, cuando nosotros mismos permitimos que se proyecten casos reales de sexismo, violencia, falsos valores que engendran el fruto de lo que hoy cínicamente tratamos de reprochar.
Atentamente
Ab. Héctor Pin Cabezas
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