Existe en el país -afortunadamente, cada vez son menos-, un “grupito” de periodistas que se consideran las “vacas sagradas” de la profesión. No solo que pretenden dictarle normas al resto de colegas, sino que también “pontifican” sobre el gobierno de turno, la vida de los demás y hasta sobre la inmortalidad del cangrejo. No existe tema ajeno a ellos y, cuando hablan, toda discusión cesa pues, para variar, siempre, siempre, tienen la razón.
Se llenan la boca hablando de libertad de expresión, “su” libertad de expresión, aducen defenderla y despotrican contra quienes, en su “particular” criterio, atentan contra ella. Su vigencia se ha convertido en parte de su “modus vivendi” y, a partir de ella, han logrado medrar del sistema del que en su momento obtuvieron frecuencias y jugosos contratos publicitarios, cosa imposible para cualquier hijo de vecino, y bajo una “supuesta” imparcialidad apalancaron el sistema de injusticia que siempre imperó en este país.
Uno de ellos, Diego Oquendo, de Radio Visión, “el periodista”, como él mismo se autodefine en sus disquisiciones diarias, pretende, bajo un “halo” de falsa modestia, impartir normas, dictar clases de moral y, no faltaba más, ahora, evaluar el grado académico de los demás, en el caso que nos ocupa, el del ministro de Deportes, José Francisco Cevallos.
Por todos es sabido, al parecer menos para Oquendo, la lucha que lleva adelante Cevallos para acabar con la dictadura de Danilo Carrera -cuñado del actual candidato presidencial por el movimiento CREO, el banquero Guillermo Lasso- en el Comité Olímpico Ecuatoriano, COE, al que accedió violando la ley y en el que se mantiene gracias a los grupos de poder a los que pertenece y al apoyo de los medios “independientes” dependientes del poder y la “rosca” que creó con los presidentes de las federaciones que lo reeligen indefinidamente burlando la Ley del Deporte.
Hoy, que se busca rescatar este espacio de los eternos figurones para devolvérselo a los verdaderos deportistas, un “ignoto” asambleísta, Kléber García, está siendo utilizado para amedrentar al Ministro con una supuesta “fiscalización” a la que nos tiene acostumbrados Sociedad Patriótica.
La defensa a ultranza de Danilo Carrera y su grupito incluye 120 preguntas, una más ridícula que la otra, y en la que García hace apología de la necesidad de eternizarse en los cargos, como garantía de éxito, defendiendo, entre otros, a los cuestionados Joseph Blatter y Joao Havelange, embarrados en las coimas y sobornos de la FIFA, el cartel del fútbol.
Pues bien, Diego Oquendo se permitió decir, cito textualmente: “Hay el caso del asambleísta Kléber García que manda 120 preguntas al ministro Cevallos, tomando en consideración que Cevallos fue un gran guardameta y nada más, dudo que pueda responder 12 preguntas, no 120”. Entonces, esto hay que decirlo, cuánto respeto de “el periodista”, cuánta ecuanimidad, cuánta imparcialidad, cuánta libertad de expresión.
El Ministro, como hombre de bien, le recordó en misiva a Oquendo que “un título universitario de pregrado o posgrado no son sinónimo de capacidad, ni de valores, ni de formación”; que sus expresiones son discriminatorias, que desvalorizan y anota algo que parece “el periodista” olvidó con sus años, que más importante es ser señor.
Posdata: “El periodista” debería comentarles a sus oyentes el juicio laboral que le planteó y ganó Isabel Cristina Escobar Andrade, a la que, tras explotar durante 15 años, despidió sin un centavo. Algo que, para variar, todos los medios “independientes” invisibilizaron, acostumbrados como están a taparse entre ellos.