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Si bien hemos avanzado en la legitimación del derecho a la educación física y el deporte, no acordamos replantear su atávico esquema formulando estas disciplinas dentro de líneas rectoras bajo una construcción sustentada en el desarrollo humano, definiendo una dirección y un compromiso para el conjunto de los actores concernidos.
Crear, por ejemplo, una cultura físico/deportiva, en la que el espectáculo deportivo, resaltado en competiciones de deportistas profesionales y de alto rendimiento, sean consecuencias de ésta, teniendo como objetivo específico formar, de manera integral, a ciudadanos y ciudadanas con miras a desarrollar ese otro objetivo, que es el construir una sociedad con un patrón del buen vivir para el disfrute de una vida saludable
La práctica deportiva ejercida por adultos es tomada como referente escolar, y comienza a generar en los niños cierta noción de comparación social que aún no comprenden, anteponiéndose en el proceso educativo formal, ese otro valor: la competitividad. Y no obstante se considere la competición esencia del deporte, no debe potenciarse como modelo escolar, y menos girar alrededor de dicho concepto.
Cada una de las actividades que se llevan a cabo en la sociedad (Durkheim 1983) tiene una función, y dependiendo del nivel de desarrollo de la misma, se responderá a diversos elementos: ideas o sentimientos comunes, búsqueda de la eficiencia; lazos identificados como solidaridad social.
Siendo la realidad social altamente contingente sustentada en costumbres, tradiciones, culturas e instituciones, debemos hacer esfuerzos por romper paradigmas que dentro de una construcción social determinada, ejercen un alto grado de influencia que se opone a aceptar nuevos desafíos en concordancia con las actuales valoraciones que orientan el desenvolvimiento de las diferentes colectividades.
El tema de la Actividad Física y El Deporte es altamente delicado; de tratamiento académico y científico, y su rectoría amerita un manejo en ese mismo orden. La universidad ecuatoriana puede que esté cumpliendo curricularmente con la formación de docentes en Educación Física, pero acaso el sector educativo escolar tiene un concepto bien definido respecto de su papel e importancia en la que la formación en valores como la solidaridad, la tolerancia, la disciplina, la confianza en uno mismo, la superación personal, etc. Son aspectos que a partir de la práctica de la actividad física contribuyen a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y ciudadanas.
¿Acaso los triunfos de nuestro deportistas, de élite o profesionales, dista de una formación instructiva y educativa?
Si tenemos que concluir con la necesidad de una gestión para la Actividad Física, Deportiva y Recreativa que observe todos los aspectos relacionados con el buen vivir, debemos ir a una construcción conceptual elaborada para entender las relaciones en que se inscriben estas actividades.
La infraestructura deportiva que pueda lograrse, así como las programaciones de competiciones diversas que se realicen, no redituarán mayores beneficios, en tanto no guarden correspondencia con una gestión formativa con miras a favorecer el desarrollo personal.
Vicente Nevárez Rojas