Durante el transcurso del tiempo, y al menos, desde que se tiene algún registro histórico del hombre, se sabe que en la prehistoria y, luego, en las primeras civilizaciones, el hombre se veía emparentado y supeditado a la situación de su entorno natural.

La naturaleza, en todos sus sentidos, manejaba los destinos del hombre. Si llovía era signo de fertilidad; si la tierra temblaba era signo de desastre, pero también de reorganización; es así que, en aquellos tiempos remotos, de alguna manera el hombre respetaba mucho más a la naturaleza que le rodeaba; la interrogante es: si se supone que el hombre en aquellos días ignoraba muchas cosas, ¿cómo es posible que haya estado más consciente de que cuidando el medio ambiente se cuidaba a él mismo?

Durante una entrevista realizada a S.S. Francisco, emitida en la cadena CNN en español, el 27 de septiembre del año en curso, una adolescente le muestra una foto de un árbol seco y en la cúspide un pajarillo que quizás buscaba un lugar para construir su nido; ella le pidió su opinión acerca de dicha foto, a lo que él respondió (parafraseándolo un poco): “Aquel pajarillo que busca un lugar donde poner sus huevos no podrá, porque el árbol ha muerto. Eso sucede con el hombre hoy por hoy, ya no siembra vida, siembra muerte. Para que haya vida, hay que sembrarla”.

La misma persona, referida anteriormente, en su encíclica Laudato si, habla acerca de la inequidad planetaria y hace énfasis en lo siguiente: el ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podremos afrontar adecuadamente la degradación ambiental, si no prestamos atención a causas que tienen que ver con la degradación humana y social. No se aleja de la realidad, pues el mundo en el que vivimos, donde la palabra decisoria y final la tienen los poderes económicos, siguen justificando sus procederes que apoyan la especulación e inhumanas rentas financieras, alejadas de la dignidad humana y medioambiental, dejando así la responsabilidad empresarial como literatura.

En el contexto de la Cumbre Agenda de Desarrollo Post 2015, celebrada en Nueva York (EE.UU.), el presidente de la República, Rafael Correa, instigó a los países del Primer Mundo a cuestionar sus propios modelos de desarrollo, antes que a los modelos latinoamericanos y, asimismo, expresó que, para un correcto desarrollo sustentable, no basta la protección al medio ambiente, sino también crear una nueva lógica económica donde, además de crear sociedades con mercado, se distribuya la riqueza.

Para finalizar, es necesario leer dos pensamientos muy sabios y ciertos en el contexto actual:

“Primero fue necesario civilizar al hombre en su relación con el hombre. Ahora es necesario civilizar al hombre en su relación con la naturaleza y los animales”. (Víctor Hugo)

“Durante centenares de miles de años, el hombre luchó para abrirse un lugar en la naturaleza. Por primera vez en la historia de nuestra especie, la situación se ha invertido y hoy es indispensable hacerle un lugar a la naturaleza en el mundo del hombre”. (Santiago Kovadloff)

Sin más, solo queda decir que a la naturaleza hay que darle el lugar que por antonomasia le corresponde, luchar por quitarle el matiz político, que no sirve más que para la manipulación y el cínico activismo. Todos juntos podemos, como diría el papa Francisco, colaborar con el cuidado de nuestra casa común.

Néstor Toro Hinostroza, lasallano, estudiante de Derecho