En casi todos los países del mundo, el hampa ha incursionado en la política, sea financiando campañas, apoyando a candidatos con material, propaganda, etc., o directamente lanzando seudodirigentes, invasores de terrenos, guardaespaldas que van al parlamento como titulares, asesores, etc., pero el hampa trata de participar para proteger sus intereses o asaltar al erario público. En otros países los gánsteres han sobornado a gobernadores, jueces, fiscales, etc., pero poco se conoce que hayan intervenido directamente como candidatos o ejercido funciones públicas, salvo el caso de un capo de la droga, que llegó a ser diputado en el vecino país del Norte, sin embargo, en el Ecuador, el hampa ha llegado a la audacia de tener una banda propia que se hace llamar partido político, tomándose el nombre de un gran ecuatoriano, cuyo cabecilla, debido a condiciones extraordinarias, asumió la primera función del país, donde aprovechó para inaugurar un período de corrupción pública y frontal, asaltando directamente el Banco Central, suscribiendo contratos con el cincuenta y hasta sesenta por ciento de “comisiones”, exhibiéndose en francachelas con dudosos bailarines, celebrando los millones de las aduanas, etc. y más etc., lo cual constituye un escarnio para la historia nacional; y ahora, gracias a su feliz ausencia, tiene una cría de la corrupción, que bien enternadito se pavonea en la Asamblea Nacional, gracias a los votos de una conocida bailarina de la farándula televisiva, que no le importa dar espectáculos, como el último al ir a la Corte más importante a vejar a un ex compinche, reiterando la vergüenza y oprobio que el hampa tenga su propio partido en este país.
Pablo Narváez Loor
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Aguirre 1.403 y Tungurahua
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