El gran perdedor: El imperio El gran ganador: Latinoamérica
10 de octubre de 2012El triunfo de Hugo Chávez en Venezuela resultó un golpe contundente para los seguidores del imperio norteamericano y su tendencia política donde predomina el culto al capital en desmedro del ser humano.
Tan contundente que los actores políticos que con antelación proclamaban la derrota del Comandante bolivariano no atinan ahora qué decir y lanzan apenas tibias proclamas como aquella de que la gran nación cuna de Bolívar está dividida.
El golpe les ha dolido tanto debido a que cifraron sus esperanzas en Capriles para propiciar una especie de “efecto dominó” en Latinoamérica que -según sus cálculos- hubiera continuado con la derrota de Rafael Correa en Ecuador y la caída, desmontaje y exterminio de la Revolución Ciudadana.
Es un secreto a voces que las directrices de las campañas políticas opositoras en el Ecuador las dictan desde Washington. Y para ello el imperio cuenta con innumerables tentáculos que fueron cuidadosamente enquistados en la mayoría de las instituciones del Estado (inclusive la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas), amén de las famosas ONG como Fundamedios y los grupos empresariales como las cámaras, los “holdings”, los financieros representados por los banqueros, etc.
Sin embargo de todo ese aparataje publicitario -en Caracas- de medios politizados que antes que informativos se convirtieron en propagandísticos de la oposición, la unidad de acciones del pueblo oprimido por los gobiernos derechistas, más la dirección metodológica y adoctrinamiento de los verdaderos movimientos sociales (los comandos Carabobo) lograron una conjunción que desbarató cualquier intento desestabilizador.
Lo sucedido en Venezuela ratifica la tendencia en el resto de América Latina. Y Ecuador no es la excepción. Con mayor razón que acá la oposición está dispersa y se siente desde ya derrotada. Veremos en el transcurso de las semanas la intensidad que le impriman a sus campañas Noboa, Lasso, Lucio y Acosta, todos ligados a Norteamérica, unos de frente y otros solapadamente a través de mercenarios.
En fin, el gran perdedor es el imperio y arrastra en su caída a sus fieles acólitos reunidos en una oposición infantil.
Atentamente,
Pedro del Solar
Durán - Guayas