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El Telégrafo

El fantasma de la ultraderecha

12 de abril de 2013

Con la explosión de una crisis en Europa, la calidad de vida de las personas se ha visto drásticamente disminuida, golpeada; el pueblo europeo sufre y es un sufrimiento gratuito provocado por factores ajenos a la vida cotidiana, ligados a oscuras prácticas financieras y políticas, lo que ha creado una creciente “indignación” contra las clases políticas.

El ciudadano promedio se siente solo, abandonado por sus dirigentes y sin esperanzas; la indignación de la gente está dejando de ser tal convirtiéndose en cólera, rabia, ira y en este punto es donde no se piensa con racionalidad, porque la ira nos lleva a cometer actos irracionales, a adoptar posturas que antes parecían impensables, a apuntar el dedo contra quienes “parece” han tenido la culpa, sin detenerse a pensar.

Si un día te despiertas sin trabajo y por más que buscas no lo encuentras, no te queda dinero ni para comprar un caramelo a tus hijos, tu familia está sufriendo, no sabes cómo ayudarla, y para colmo los partidos políticos llamados a gobernar y dar respuestas no tienen idea de qué hacer, que como tú hay millones y no tienes idea de por qué sucede todo esto, ¿cómo te sentirías?     

Es en este punto, de gran vulnerabilidad, donde aparece el fantasma de movimientos con matices de extrema derecha o ultraderecha (aunque algunos detestan ser encuadrados bajo este concepto), fascistas, nacionalistas, algunos incluso neonazis, tratando de ganar consenso, lanzan sus ideas de odio, de rechazo de supuesta “identidad”. Algunos lo hacen sin pelos en la lengua, con grandes insultos e improperios contra quienes según ellos son el gran problema, “los extranjeros”... quienes han emprendido una “invasión pacífica” con el único fin de robar, lucrar de la beneficencia y la buena fe de gobiernos; otros mucho más listos usan diversos medios, pero con el mismo fin, apuntar el dedo hacia los migrantes. Se trata de demonizar la figura del migrante, tomándolo como un sujeto, (para algunos incluso sería “objeto”), ajeno a su realidad, por lo cual debe ser eliminado, usando sus palabras “exterminado”, obviando el hecho de que el extranjero sufre de igual o peor manera los estragos de la crisis.

Esta absurda idea o tendencia, no se cómo definirla, está creciendo peligrosamente cada día y ganando adeptos en todo el viejo continente; en Grecia ya existe un partido neonazi en el parlamento (“Amanecer dorado”), en Italia se organizan y se presentan a elecciones (“CasaPound”), en Francia buscan consenso ocultando su verdadera raíz, incluso usando migrantes de segunda o tercera generación para reforzar sus teorías, mostrando una cierta evolución en sus campañas, por no decir astucia (Front National), y en España existen numerosas pseudo-comunidades que crecen en la web, con consignas de índole racista y nacionalista, por dar algunos ejemplos.

Por fortuna la gran mayoría de las personas aún logra separar la realidad de la naziencia-ficción, y puede ver con claridad lo que el migrante en verdad es, es decir, una fuerza, un recurso que debe ser bien aprovechado. La actual presidenta de la Cámara Italiana,  Laura Boldrini, desde el inicio de sus funciones recalcó la importancia del migrante y su reivindicación dentro de la sociedad. El problema es que estas manifestaciones no tienen el eco debido, ya que para los medios sensacionalistas de comunicación los migrantes se convierten en noticia solamente si son víctimas o criminales.

Jose L. Nivelo
Pesaro - Italia

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