Ha sido por demás evidente para el país, que los sectores retardatarios de la sociedad ecuatoriana, representados por su poder económico, a través de la banca, de las famosas Cámaras, la partidocracia y sus alfiles: presentadores de noticias, de los mal llamados medios de comunicación “independientes”, fueron los que fraguaron y conspiraron contra el régimen democrático, el 30-S, y en la marcha convocada por los indígenas en el pasado marzo de 2012.
Para nadie es desconocido que la actitud asumida por el Movimiento Pachakutik, brazo derecho de la Conaie y su fuerza minoritaria en la Asamblea Nacional, se haya prestado al juego sucio de la derecha, dialogando y pactando vergonzosamente con los grupúsculos que representan el pasado oprobioso de la República. Los mismos que los pisotearon, humillaron y explotaron durante 500 años. Con aquellos que ya estuvieron en el poder y que no hicieron absolutamente nada por los cambios substanciales que necesita el país.
Juntos con quienes resultaron resentidos, cual haraganes y, solamente porque no se los pudo complacer en sus aspiraciones personales al interior de PAIS, se fueron, tirando por la borda un gran proyecto político de cambio y transformación social, proyecto que ha sido ratificado por el pueblo democrático del Ecuador, por 8 veces consecutivas, de manera libre y soberana con su voto en las urnas.
Todos ellos ahora se rasgan las vestiduras, oponiéndose a rajatabla contra la explotación seria, transparente, responsable y profesional de nuestros recursos naturales, que indudablemente serán revertidos en obras sociales: educación, salud, vivienda, carreteras; en definitiva, seguridad social para todos los ecuatorianos.
Y yo me pregunto: ¿Quiénes financiaron la marcha? ¿Cuánto se habrá invertido en la misma? ¿La derecha manejándola tras bastidores?
Nuestro mensaje de reflexión al movimiento indígena: que el único camino que cabe y le queda es unirse a las grandes mayorías, que han entendido el mensaje diáfano y transparente del presidente Correa, en busca de hacer realidad los grandes objetivos nacionales.
A los que conformaron el contubernio, sin lugar a dudas, los ponemos en el mismo saco, para que las actuales y futuras generaciones los sepan juzgar por su deleznable traición al país.
Del señor Director,
Galo Bonifaz Saltos
Guayaquil
