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El Telégrafo

Ébola: tragedia y paradoja

18 de octubre de 2014

En la actualidad, la humanidad se encuentra acechada por una enfermedad mortal causada por el virus del ébola. Curiosamente, las grandes potencias económicas y desarrolladas no se encuentran preparadas para un desastre de esta naturaleza o, insensibles ante la condición humana, no contribuyeron para que se hagan inversiones millonarias a fin de realizar los estudios científicos necesarios para encontrar la cura de este mortal virus.

Paradójicamente, si nos ponemos a observar el panorama mundial, es noticia constante que las grandes potencias se encuentran en permanente guerra. Sobran los ejemplos, pero cabe puntualizar que hoy en día están bombardeando algunas ciudades de Siria y está fresco en nuestra memoria aún el bombardeo a Irak, para arrasar con el Estado Islámico; ambas posiciones injustificadas. No olvidemos tampoco los bombardeos que hizo Israel a Palestina, alegando motivos de seguridad, cuando en realidad sabemos que esta animadversión ya lleva dos milenios.   

La población mundial entera debe levantarse en protesta para evitar que continúen gastando millonarias sumas de dinero en material bélico en guerras inútiles, perversas y de lesa humanidad; llegó el momento que elevemos nuestra voz y condenemos estos actos de confrontación entre países, que por ningún motivo deberían justificarse. Digamos un sí al unísono los miles de millones de habitantes que deseamos la paz, para que las naciones reflexionen y enfrenten estos problemas que afectan a toda la raza humana. Perdamos el temor a estas grandes multinacionales que chantajean a los gobiernos para que se compre material bélico y armamento. Ya es hora de que los líderes de todo el planeta asuman conciencia humanitaria y comencemos a declararle la guerra total a la pobreza, enfermedades mortales y a la falta de alimentación.

No hay excusa alguna para que esta paradoja que vivimos no se pueda superar, siempre y cuando cuente con la iniciativa de la mayoría de los habitantes de este planeta, pues, dadas las circunstancias, tenemos dos alternativas en el futuro de los próximos decenios: matarnos entre nosotros por la sinrazón de unos cuantos líderes o amarnos los unos a los otros, como lo dijo Jesús, para que así impere la paz, la concordia, el bienestar y, sobre todo, el desarrollo mismo de los seres humanos de este mundo.  

Existe un virus más nefasto que el ébola: el virus de la indiferencia, mucho más grave que el primero, que es promovido por las grandes potencias y secundado por el silencio de importantes medios y organizaciones internacionales, que deberían ser los obligados a conseguir justicia y equidad, pero que lamentablemente no cumplen con su objetivo altruista en la búsqueda de vías alternativas a la solución de tanta miseria e injusticia social en todo el orbe.

Dr. Efrén Roca Álvarez
C.C. 0900051798
Guayaquil

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